En los últimos años, en paralelo a las críticas a los programas focalizados y condicionados y especialmente en algunas partes de Europa, se comenzó a discutir la deseabilidad y factibilidad de un «ingreso ciudadano» que cubra las necesidades básicas de la población. Se trata de una discusión que pone en el centro de la escena la cuestión de la ciudadanía, pero también la necesidad de sistemas impositivos progresivos como base para el buen funcionamiento del ingreso universal. En América Latina, sin embargo, el debate está lejos de avanzar.

 ¿Qué debe entenderse por «ingreso ciudadano»?

En la bibliografía y en la experiencia internacional pueden identificarse diversas expresiones asimilables1. La más difundida es la de «ingreso básico» (basic income). Pero también se utilizan «subsidio universal» (universal grant, allocation universelle), «dividendo social» (social dividend, Sozialdividende), «salario de ciudadanía» (citizen’s wage, Bürgergehalt) e «ingreso social» (social income, revenu social), entre otras.

Todas estas nociones se refieren a un arreglo institucional cuyo objetivo es garantizar cierta forma de ingreso incondicional a todas las personas. Esto es, un ingreso para cuyo acceso no se requiere trabajar en un empleo mercantil (como es el caso del salario), ser declarado incapaz (pensión por invalidez), haber contribuido con una prima de seguro (jubilación o pensión ordinaria, seguro de salud), demostrar que se está desocupado (seguro de desempleo) ni ser pobre (programas asistenciales). Brevemente, el ingreso ciudadano es un ingreso suficiente para garantizar niveles básicos de consumo, pagado por el Estado a cada miembro de pleno derecho o residente de la sociedad, incluso si no quiere trabajar de forma remunerada y sin tomar en consideración las otras posibles fuentes de ingresos ni su patrimonio.

Las justificaciones para esta política son variadas, pero todas giran en torno de la inestabilidad y precariedad del empleo remunerado, además de la desigual distribución de ingresos y riquezas. Frente a esta situación, se sostiene la necesidad de construir una red de seguridad de los ingresos de las personas que sea preventiva para garantizar que nadie caiga por debajo de cierto nivel; ese nivel no debería ser un techo, sino un piso desde el cual las personas puedan acumular más ingresos. La universalidad de la propuesta exige que no haya discriminación por características personales o familiares, como así también que el beneficio se incorpore como crédito fiscal en el impuesto a los ingresos personales, lo que garantiza un impacto progresivo. Esto último implica la combinación de, al menos, dos reglas técnicas que aseguran que quienes tienen altos ingresos «devuelvan» parte o todo el beneficio: a) que el beneficio pagado sea incluido en este tributo en una escala progresiva en relación con los ingresos; b) que las deducciones permitidas en la declaración del impuesto a los ingresos personales se unifiquen teniendo en cuenta el crédito fiscal que representa el ingreso ciudadano2.

La propuesta del ingreso ciudadano se presenta así como una alternativa diferente de las políticas de transferencias de ingresos a las personas y familias hoy en vigor. Los actuales programas que pagan ingresos no son universales, están condicionados al cumplimiento de ciertos requisitos debidamente certificados por la autoridad competente y no están integrados con el sistema tributario.

Los requisitos de universalidad, incondicionalidad e integración fiscal progresiva del ingreso ciudadano lo vuelven un instrumento potente para aumentar la autonomía económica de las personas y, por lo tanto, su autonomía para ejercer sus libertades políticas3. En otras palabras, permitiría generar condiciones para alcanzar el ideal republicano de «libertad como no dominación», al reducir la interferencia del poder político y económico sobre las opciones de vida elegidas por las personas4. Los defensores de esta propuesta están organizados desde hace tiempo para promover su difusión5. Últimamente también se observa un crecimiento del debate político y público en distintos países en los que la propuesta atrae el interés de una ciudadanía disconforme con los resultados de la política económica y social.

El ingreso ciudadano en el actual escenario político europeo

En el caso de Europa, se destacan las novedades en Suiza. Allí, en 2013 se aprobó una iniciativa popular firmada por 125.000 personas sin afiliación política definida, por medio de la cual se convocó a un referéndum para votar sobre una propuesta que pretende garantizar un ingreso de forma incondicional a quienes tienen ciudadanía. El monto del ingreso no está fijado, pero los promotores sugieren como referencia 2.500 francos suizos (aproximadamente 2.260 euros).

Bajo la Constitución de Suiza, todas las iniciativas ciudadanas que logran más de 100.000 firmas gozan del derecho a un referéndum, que solo tiene lugar luego de una serie de debates oficiales que deben darse en las dos cámaras legislativas. Si el Poder Legislativo acepta los términos de la iniciativa, no es necesario convocar el referéndum. Pero este no es el caso, porque el 23 de septiembre de 2015 la Cámara Baja de la Asamblea Legislativa votó por una amplia mayoría el rechazo a la iniciativa popular. Por lo tanto, y contra la opinión de la clase política profesional, el referéndum fue convocado para el 5 de junio de este año, lo que colocó el tema en los titulares de los medios de comunicación locales e internacionales.

En el referéndum, con 42% de participación, casi 77% de los votantes rechazó la propuesta. Esto es leído como un triunfo por la mayoría de la clase política, que ve la propuesta como peligrosa para el actual ordenamiento fiscal del país y para la centralidad del empleo en el orden económico y social. En contraste, los promotores de la propuesta entienden que, por ser la primera vez que se convoca a votar sobre una iniciativa que implica un cambio total de paradigma, los resultados son alentadores. Para los defensores del ingreso ciudadano, se logró el objetivo de promover el debate sobre los problemas del empleo y la incapacidad del actual sistema de atender los nuevos escenarios de precariedad laboral e insuficiencia de ingresos6, así como las trasformaciones de los mercados de trabajo que ponen en cuestión las posibilidades del pleno empleo. «En el siglo xxi no podemos quedar atrapados en un sistema de protección social basado en el estado del capitalismo en 1945», resumió la diputada y ex-ministra socialista Delphine Batho para el caso de Francia7.

Notas:

1. Rubén Lo Vuolo: es director académico del Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas (Ciepp), Buenos Aires. Correo electrónico: <ciepp@ciepp.org.ar>.Palabras claves: igualdad, ingreso ciudadano, pobreza, política social, América Latina, Europa.. Para una historia del concepto, v. Walter Van Trier: «Every One a King», tesis de doctorado, Universidad Católica de Lovaina, 1995.

2. Para una explicación del funcionamiento integrado del beneficio de ingreso ciudadano y el impuesto a los ingresos de las personas, v. Alberto Barbeito: «La integración de los sistemas de transferencias fiscales como instrumento de integración social» en R. Lo Vuolo (ed.): Contra la exclusión. La propuesta del ingreso ciudadano, Miño y Dávila / Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas, Buenos Aires, 1995. Que el ingreso ciudadano opere como crédito fiscal en el impuesto a los ingresos no significa que se financie con fondos de ese tributo, sino que puede tomar fondos de otros impuestos directos y progresivos.

3. Ver Roberto Gargarella: «Citizen’s Income and the Material Basis of the Constitution» en R. Lo Vuolo (ed.): Citizen’s Income and Welfare Regimes in Latin America: From Cash Transfers to Rights, Palgrave Macmillan, Nueva York, 2013.

4. Ver Daniel Raventós: Las condiciones materiales de la libertad, El Viejo Topo, Barcelona, 2007.

5. Particularmente desde la red Basic Income Earth Network (bien), que cuenta con representaciones nacionales en varios países del mundo y difunde las novedades relevantes. Página web: www.basicincome.org/.

6. V., por ejemplo, Gabriel Sassoon: «Le revenu de base inconditionnel n’aura pas fait rêver les Suisses» en Tribune de Gèneve, 5/6/2016; «Les Suisses rejettent l’instauration d’un ‘revenu de base inconditionnel’» en Le Monde, 5/6/2016. 7. Louis Hausalter: «Pourquoi le revenu universel n’est pas pour demain en France» en Marianne, 14/1/2016.

Autor: Rubén Lo Vuolo

Fuente: http://nuso.org/articulo/el-ingreso-ciudadano-en-debate/