Una previa: El presente artículo fue publicado originalmente en el último número de la revista que editan en Mallorca y en catalán las Fundaciones Darder-Macacaró. Ese número, el 110, de la L’ALTRA MIRADA es un monográfico titulado “¿Transitar hacia dónde? Urge transformar el modelo económico”, y cabe enmarcarlo en el binomio reflexión-movilización en la que se encuentra buena parte de la sociedad de Mallorca y del conjunto de las Islas Baleares y Pitiusas.
La reivindicación de un cambio de rumbo del modelo económico y social de turistificación de este archipiélago mediterráneo ha provocado, especialmente desde la “Contracumbre Social del Turismo: “Menos turismo, más vida“, celebrada a finales de octubre de 2023, un proceso de autoorganización, reflexión teórica, elaboración de propuestas, y movilización nunca visto. Este no es el espacio para describir y analizar dicho proceso que será materia de un próximo artículo. No obstante, me parece conveniente avanzar que al hablar de turistificación me refiero a un fenómeno mucho más trascendente que la “masificación turística”: El régimen de monocultivo turístico de Mallorca y Menorca (las Islas Baleares) y de Eivissa [Ibiza] y Formentera (las Islas Pitiusas) ciertamente genera, cada vez más y con mayor intensidad, episodios de masificación turística, pero no son más que uno de los poliédricos efectos de la causa: la turistificación. Un término que define todo un modelo que ha transformado la realidad socioespacial a consecuencia de un crecimiento de las actividades turísticas que, bajo la hegemonía del capital, hace que toda la vida económica y social se vea subordinada a estas, desplazando otras necesidades y usos. Por eso no es extraño, más bien todo lo contrario, que, en las movilizaciones de este pasado verano, articuladas en torno a “¡Cambiemos el rumbo! “Pongamos límites al turismo”, las cuestiones materiales de las clases subalternas -derecho a la vivienda, precarización laboral y vital, etc.- hayan sido materias esenciales.
Por último, como entre el potencial público lector de L’ALTRA MIRADA es posible que haya personas no avezadas en lo que es la RB, aproveché para explicarlo en la medida en que el espacio máximo del texto y mi capacidad para ello me lo permitieron. Lo que sigue es una versión del artículo ya publicado en la que solo he hecho algunos cambios formales y de algunas expresiones que la traducción al castellano aconsejaba.
……o……
“El Salario Base Universal es de estricta justicia”
Papa Francisco [i]
“Los centenares de millones de trabajadores que saldrán de sus puestos de trabajo
tienen que ser compensados por una renta ciudadana mundial”
Gustavo Petro (presidente de Colombia)[ii]
I. ¿Qué es la RB?
En nuestro entorno más próximo, a la propuesta de una asignación monetaria que se otorga a todos los miembros de una comunidad política se la denomina Renta Básica -RB de ahora en adelante-. En los últimos años, con el objetivo de evitar confusiones con cualquier prestación social condicionada, ha habido una tendencia a añadirle la “U” de Universal y la “I” de Incondicional. En consecuencia, son frecuentes los acrónimos RBUI y RBIU. Sin embargo, este ha sido un objetivo no conseguido, como ejemplifican las referencias a una supuesta Renta Básica de la, entonces, presidenta del Gobierno [autonómico] de las Islas Baleares Francina Armengol, para referirse a la Renta Social Garantizada (RESOGA) que, dicho sea de paso, no deja de ser una prestación condicional muy familiarista y para pobres.
En otras latitudes, especialmente en Latinoamérica, es más común referirse a la RB como “Salario Básico Universal” o “Renta Ciudadana”, entre otros. Por tanto, las recientes palabras del Papa Francisco y del presidente de Colombia que encabezan estas líneas son ejemplos de la multitud, que no deja de crecer, de hombres y mujeres líderes de estados, organizaciones internacionales, movimientos sociales…, que se suman a la defensa de la propuesta de RB. Una propuesta que hasta no hace demasiado tiempo era una cuestión de minorías sociales y académicas.
Pero vamos por partes: Para las personas no iniciadas en la materia puede ser necesario precisar qué es exactamente la RB. Una definición simplificada muy bien podría ser la siguiente: Una asignación pública monetaria que recibe, periódica e indefinidamente, toda la población. Esta asignación es universal, incondicional, individual, suficiente, y complementaria y compatible con lo que, especialmente en Europa, conocemos como Estado del Bienestar. Conviene advertir que la RB que aquí se define -de acuerdo con la Red Renta Básica (RRB) y Basic Income Earth Network (BIEN)- es una propuesta justa puesto que su financiación va asociada a una verdadera y radical distribución de la riqueza mediante una completa reforma fiscal, y una lucha sin piedad contra el fraude y la evasión fiscal, de tal manera que, a pesar de que todo el mundo recibe la RB, una minoría pierde y una mayoría gana.
Ahora bien, a esta definición simple de RB es necesario hacerle algunas concreciones de aspectos fundamentales: la RB es universal porque todo el mundo tiene derecho a ella, igual que todo el mundo tiene derecho a, por ejemplo, la sanidad o la educación donde estos servicios públicos se han universalizado. El hecho que la RB sea incondicional quiere decir que no se exige ninguna contraprestación para percibirla, y su carácter individual es parte esencial de su naturaleza de otorgadora de seguridades porque el derecho a la existencia material es, obviamente, para las personas, independientemente de cómo organicen sus modelos de vivir y convivir. En este sentido, procede recordar que en los ámbitos familiares operan relaciones de poder patriarcal que las prestaciones monetarias familiaristas perpetúan.
La lógica de la RB es que tiene que garantizar -como derecho de inspiración republicana y de democracia avanzada- la existencia material de la ciudadanía, y, consecuentemente, la libertad de todo el mundo y no solo de los que nacen “con un pan bajo el brazo”, es decir, los ricos y muy ricos. Por eso, tiene que ser de una cantidad suficiente. Indicativamente, su cuantía no tiene que ser inferior al umbral de la pobreza de cada lugar. No puede ser sustitutoria de otras prestaciones monetarias (pensiones, prestaciones de desocupación, etc.), ni de otras ayudas monetarias de inferior cuantía pertenecientes al ámbito de los servicios sociales, y tiene que ser compatible con prestaciones en especies, como, por ejemplo, aquellas relativas a la educación, la sanidad, los servicios de atención a la dependencia, etc.
Una sociedad con RB no dejaría de ser, ciertamente, una sociedad con desigualdad. Pero se acercaría más a una sociedad mejor porque la tendencia a la erradicación de la pobreza dejaría de ser un objetivo –siempre presente en los objetivos de las instituciones, y fracasado por más que se empecinen en supuestas mejoras de la panoplia de prestaciones sociales condicionadas- y devendría en algo real. No hay libertad para todo el mundo en sociedades con importantes sectores de población empobrecidos y/o en riesgo de exclusión. La RB actúa para evitar estas situaciones ex ante, a la vez que elimina los efectos de la estigmatización, las bajas tasas de cobertura (generalmente por debajo de la que es objetivamente posible), y la burocratización (“efecto Daniel Blake”) [iii] de los subsidios condicionados para pobres. En este sentido, siempre me gusta recordar las palabras del gran economista Amartya Sen: “La pobreza es falta de libertad”.
II. Los miedos sociales
El capitalismo se está transformando. Lo hace con una velocidad de vértigo y con una radicalidad tal que incluso la etiqueta “neoliberalismo” empieza a necesitar un recambio. Personalmente, coincido con la idea de muchos pensadores y pensadoras que apuntan una doble vertiente de esta mutación en curso del capitalismo: disrupción poliédrica de la digitalización y de lo que viene con la “Inteligencia Artificial”, por un lado, y, por otro, preeminencia de la renta sobre el beneficio y de la apropiación sobre la producción. Siendo un debate apasionante, lo cierto y seguro es que son “harina de otro costal” -de otro debate-, a pesar de que, tarde o temprano, tendremos que reflexionar sobre cómo afecta la transformación del capital global al monocultivo turístico balear.
Ahora bien, sería una ingenuidad ignorar que, desde la situación social caracterizada por Ulrich Beck como “sociedad del riesgo”, pasando por “el estado de inseguridad”, teorizado, especialmente, por Isabell Lorey, la percepción -consciente o inconsciente- de la ciudadanía de los cambios que se presagian en un horizonte no demasiado lejano no tengan causas objetivables.
Para no alargarme citaré tres de estas percepciones: 1. La pandemia de la COVID-19 (que no es irrepetible) evidenció que todo puede ir a peor de forma repentina. Las clases subalternas tenemos colectivamente una experiencia práctica de lo que quiere decir el constructo teórico “sociedad del riesgo”. 2. La condición salarial (trabajo asalariado y autónomo) no es garantía de inclusión social. Mientras la pobreza laboral está cada vez más normalizada, ni en el peor de los escenarios del “estado de inseguridad” son imaginables situaciones de exclusión social de rentistas o extractivistas pobres. 3. La crisis de la vivienda -es decir la negación del derecho a una vivienda digna-, las condiciones de trabajo (físicas y psicosociales), o, entre otros fenómenos, la discriminación laboral por género, color de la piel, procedencia, edad, orientación sexual, etc., ponen de manifiesto la actualidad de la teorización del jurista alemán Hugo Sinzheimer (1875-1945) sobre la insuficiencia radical de las formalidades en el Derecho del Trabajo para garantizar la dignidad humana. En definitiva, lejos de aquella idea de progreso, que se arrastraba desde el gran proyecto ilustrado, concretado en la obligación estatal e institucional de generar una ciudadanía segura fundamentada en la cohesión social, el presente es, a consecuencia de las precariedades e incertidumbres, una sociedad con altas tasas de inseguridad, temerosa, y, más bien reactiva que proactiva y emprendedora.
Sin duda, la RB no es, por sí sola, la solución a todos estos malestares sociales, pero, con toda seguridad, es un componente ineludible. Retomar el impulso democratizador de la Ilustración y el progreso igualitario solo parece posible con innovación social, y no empecinándose en políticas fracasadas.
III. El debate de la RB en las Islas Baleares
Soy incapaz de situar con precisión los orígenes de los debates académicos, de grupos de activistas, y de algunos compromisos individuales en torno a la RB. Pero creo no equivocarme si afirmo que el salto se produjo en torno a los años 2010-2011 con la creación del Ateneo Pere Mascaró[iv] que, desde su fundación, asumió su defensa y difusión. Hay un hecho bastante relevante: el Ateneo Pere Mascaró fue la entidad organizadora del XII Simposio de la Red Renta Básica que se celebró a Palma los días 16 y 17 de noviembre de 2012.
Desde entonces, de una forma u otra, con más o menos intensidad, la propuesta de RB ha estado presente en el debate público de Baleares. Diría que los hechos más relevantes de esta presencia han sido los siguientes: i) En febrero de 2017 se presentó públicamente el Grupo de Renta Básica de las Islas Baleares, una plataforma formada por varias entidades y personas a título individual con el objetivo de hacer pedagogía sobre la propuesta de RB. ii) En abril de 2018 la Comisión de Asuntos Sociales y Derechos Humanos del Parlamento de las Islas Baleares aprobó la Proposición No de Ley (PNL) 17255/17, relativa a la Renta Básica Universal, en la que se instaba al Consejo Económico y Social de las Islas Baleares (CES-IB) a la realización de un estudio sobre el presente y la dinámica de reproducción de la pobreza en las Islas Baleares, así como de los impactos que tendría la aplicación de una RB sobre estas dinámicas y sobre las condiciones de aplicabilidad de una prestación de estas características. A finales de enero de 2022 el IBESTAT (Instituto Balear de Estadística) y el CES-IB pusieron en marcha el mencionado estudio. En el momento de escribir estas líneas, a pesar de que es conocido que se ha hecho y se ha entregado, el estudio no ha sido presentado públicamente. iii) En mayo de 2020, en plena pandemia de la COVID-19, los movimientos sociales y entidades de la sociedad civil lanzan el manifiesto “La vida en el centro”. Entre el gran número de propuestas para encarar la post pandemia está “implantar la Renta Básica que, como tal, tiene que ser incondicional, universal y suficiente”. iv) Hacia octubre-noviembre de 2021, el Foro de la Sociedad Civil para la Reconstrucción de las Islas Baleares lanza un documento clave titulado “Agenda de objetivos para la implementación de una Renta Básica Universal Incondicional (RBUI) en las Islas Baleares”.
¡Es, pues, evidente el trabajo y visibilización de la RB desde aquel modesto Seminario de la Red Renta Básica de 2012 que hicimos en Can Alcover!
IV Transitar con seguridad vital
Me parece extraordinariamente acertado que los responsables de la publicación L’Altra Mirada hayan incluido unas páginas dedicadas a reflexionar sobre la RB en este monográfico sobre transición de cambio de modelo. Sin duda, transitar de un modelo económico a otro no es fácil. Pero en las Islas Baleares lo hemos hecho en otras ocasiones en nuestra reciente historia. Por ejemplo, en los años 60 del siglo pasado transitamos de una realidad socioeconómica preturística a una turística; décadas después lo hicimos a la “sociedad turistificada”; y ahora hemos iniciado una transición adaptativa a las transformaciones actuales del capitalismo post-neoliberal a las que antes me he referido. Han sido transiciones gobernadas sustancialmente por los mercados, y se ha impuesto su lógica. En mi opinión, la disputa de nuestros días no es transición de modelo versus más de lo mismo. Si no más bien pienso que la gran confrontación se sitúa en hacia qué modelo queremos transitar y cuál es el papel de la sociedad civil en todo ello. Las dinámicas de los mercados son -con más o menos cantidad de turistas y estancias turísticas- de más y más intensa turistificación. Esto es así, entre otros factores, porque, mientras se amplifican los miedos sociales, es complicadísimo un cambio de rumbo.
Si queremos poner en marcha de verdad un proceso de decrecimiento turístico, de diversificación económica, de construcción de un nuevo contrato social que devuelva la vida al centro, nos hacen falta seguridades para la mayoría social, hay que responder a los retos -parafraseando a George Lakoff y a su “No pienses con un elefante”- cambiando el marco. Un cambio de marco es poner en el centro del debate público la garantía de la existencia material para todo el mundo, es hacer de las políticas de incondicionalidad y universalidad el eje principal del nuevo contrato social. Es la hora de la RB.
V. Pongámonos manos a la obra
“Todo parece imposible hasta que se hace”, decía el gran Nelson Mandela. Ahora bien, Mandela no dejó de luchar hasta hacer posible el fin del régimen del apartheid en la República de Sudáfrica. No fue suficiente para él saber que la libertad de su pueblo era posible: la trabajó sin descanso. Disculpen la cierta hipérbole, pero con la RB pasa algo parecido. Contra toda evidencia científica[v], todavía son demasiados los dirigentes de todo tipo (políticos, sindicales, empresariales, mediáticos…) que se refugian en el prejuicio ideológico (la consideran, inteligentemente, revolucionaria), y en la pereza mental para calificarla de propuesta imposible.
La mayor dificultad de la RB radica en la carencia de voluntad política y de movilización social. Hace falta, pues, trabajar, cuando menos, en una triple dirección:
a) Insistir en la difusión de los costes de la no implantación de la RB. Costes en términos, entre otros, de descohesión social; de incremento de las incertidumbres y de los miedos sociales que, además de dificultar políticamente los procesos de cambio de modelo económico, son un caldo de cultivo para el autoritarismo y el neofascismo; de fracasos y extraordinarios costes de gestión de los subsidios para pobres y muy pobres; de salud mental; o de dependencia económica de las víctimas de violencia de género.
b) Exigir claridad sobre la propuesta de RB a las fuerzas políticas que actúen en la política autonómica: ¿Son favorables?, ¿Qué están dispuestas a hacer con las exiguas competencias autonómicas?, ¿Están en disposición de articular un Plan Piloto de RB similar al que puso en marcha la Generalitat de Catalunya, presidida por Pere Aragonès[vi], y que, en el momento de escribir esto, el presidente Salvador Illa parece querer cargarse, o, en el mejor de los caos, reducir a la nada?, ¿Cómo piensan hacer frente a los costes sociales inherentes a cualquier transición de modelo?
c) Y, aun así, lo fundamental es poner en marcha un robusto movimiento social a favor de la RB. Movimiento social que movilice, aliado con otros movimientos, y, sobre todo, que sea muy activo en la disputa de la hegemonía cultural. Al fin y al cabo, la obra de Antonio Gramsci, un siglo después de escribirla, es absolutamente actual: “La conquista del poder cultural es previa a la del poder político”.
[i] Declaraciones del Papa Francisco disponibles aquí: https://www.vidanuevadigital.com/2024/09/20/francisco-el-salario-basico-universal-es-de-estricta-justicia/
[ii] Declaraciones del presidente Gustavo Petro disponibles aquí: https://www.eluniversal.com.co/colombia/2024/08/09/renta-ciudadana-mundial-propuesta-de-gustavo-petro-por-amenaza-de-la-ia/
[iii] En referencia al principal protagonista de la película de Ken Loach titulada “Yo, Daniel Blake”.
[iv] El Ateneo Pere Mascaró se transformó en Fundación Pere Mascaró, y, posteriormente pasó a formar parte de las “Fundacions Darder-Mascaró”.
[v] Véase, por ejemplo, “En defensa de la renta básica. Por qué es justa y cómo se financia” de Jordi Arcarons, Julen Bollain, Daniel Raventós, y Lluis Torrens. Deusto, 2023.
[vi] Información aquí: https://ivalua.cat/ca/assessoraments/afers-socials-i-desigualtats/pla-pilot-de-la-renda-basica-universal y aquí: https://presidencia.gencat.cat/ca/ambits_d_actuacio/desenvolupament_autogovern/institut-destudis-autogovern/publicacions/cataleg-de-publicacions/pc-10
Fuente: https://sinpermiso.info/textos/renta-basica-para-transitar-sin-miedos-sociales