Estado del Bienestar y Renta Básica
Los Estados del bienestar que se construyeron después de la segunda posguerra mundial han demostrado ser muy eficaces en sus objetivos: garantizar la igualdad de acceso a ciertos bienes fundamentales como la educación, la sanidad o la jubilación. Pero esta redistribución no consiste en una verdadera transferencia de rentas desde los más ricos a los más pobres, sino en garantizar determinados servicios públicos considerados esenciales y proteger el poder adquisitivo en momentos en los que no podemos obtener rentas en el mercado laboral por nosotros mismos (accidente, enfermedad, vejez). Esto quizá fuera un modelo de “redistribución” adecuado para un periodo de elevado crecimiento económico y escasa acumulación de capital físico como el de la segunda posguerra mundial. Pero si no queremos volver a sociedades tan desiguales como las de finales del s. XIX, se impone reformar el Estado de bienestar. En tanto que propuesta que implica una verdadera redistribución de los más ricos a los más pobres y que protege a toda la población, la renta básica es una medida que nos acerca al modelo de Estado de bienestar del S. XXI.