Arranca el plan piloto para evaluar la implementación de una Renta Básica en Cataluña. Hemos hablado con Sergi Raventós, recién nombrado director de la Oficina del Plan Piloto para Implementar la Renta Básica Universal. La entrevista la realizó para Catarsi Arnau Blanquer.

El pasado 15 de diciembre se presentó en el Palau de la Generalitat la Oficina del Plan Piloto para Implementar una Renta Básica Universal (RBU) en Cataluña. Este grupo desarrollará un ensayo de RBU en territorio catalán durante dos años para evaluar sus impactos y extraer conclusiones. Desde Catarsi, hablamos con Sergi Raventós, doctor en Sociología, trabajador social, miembro de la Red Renta Básica (RRB) y colaborador de Sin Permiso, que ha sido nombrado responsable del despliegue del estudio.

Durante la pandemia se ha hablado mucho de la necesidad de implementar una medida como la RBU. ¿Crees que se ha generado un escenario más receptivo a la RBU del que había previamente en Cataluña? ¿Es ahora una propuesta más realista?

La pandemia generó, efectivamente, una eclosión por lo que respecte a la popularidad de esta propuesta. En buena medida por la situación mundial que se generó de confinamiento, donde quedaron excluidos de poder ganarse la vida muchos sectores sociales. Eso provocó que incluso en algunos ámbitos como la ONU se hablase de la necesidad de una Renta Básica, aunque fuese de emergencia, para impulsar la economía de mucha gente que vive de trabajos precarios. También hubo gobiernos que arrojaron cheques y dinero directamente a las personas. Además, también fue un momento en el que el gobierno español impulsó el Ingreso Mínimo Vital (IMV) y, de por medio, también se habló de Renta Básica, aunque fuese desde cierta confusión.

Lo que es evidente es que la Renta Básica emergió como una solución muy interesante por la situación en que estábamos. Hasta se crearon planes de emergencia por parte de sindicatos alternativos y los movimientos sociales en los que se incluía la propuesta, aunque fuese con carácter de emergencia.

El sistema social de las democracias occidentales se sustenta en la condicionalidad y las cotizaciones del trabajo. Es la piedra de toque fundamental de los gobiernos keynesianos de posguerra. ¿Supone la RBU un cambio de paradigma en este sentido?

Totalmente. Es una de las cosas que desde el punto de vista filosófico ha puesto sobre la mesa Guy Standing, tanto en sus libros como en las jornadas d’ECAS. Conviene poner de manifiesto que se trata de una medida de justicia para poder otorgar un dividendo social que nos corresponde como miembros de la sociedad, como acceso a unos bienes comunes que se nos han arrebatado en los últimos años. Esto nos ha hecho ver que para formar parte de la sociedad todos deberíamos tener el mínimo garantizado, porque hemos sido capaces de construir una sociedad que lo permite. Al mismo tiempo, también es una idea de racionalidad en un mundo donde cada vez es más difícil sobrevivir con un trabajo y condiciones dignas y una perspectiva de futuro.

Creo que se han ido ganando cada vez más argumentos a favor de esta propuesta. Con las encuestas se pone de manifiesto y así se ve de parte de determinados sectores importantes, como (repito) la ONU o el jefe de Estado del Vaticano (que algunos llaman Papa) o incluso que aparezca en la editorial del Financial Times; y ya no hablemos de algunos magnates de Silicon Valley, que también la mencionan. Por lo tanto, se trata de una propuesta que está a la orden del día.

Una de las críticas desde la izquierda (sobre todo sindicatos) que se acostumbra a hacer a la RBU es que puede afectar a las cotizaciones del trabajo. Dicen que sostener la RBU significaría aumentarlas y, paradójicamente, desincentivar la búsqueda de trabajo.

Nosotros somos conscientes de que la RBU no atenta contra la capacidad que tiene la gente de conseguir ingresos mediante los mercados laborales. Eso nunca lo hemos cuestionado. Sabemos que con una Renta Básica la gente no se puede entregar a grandes placeres. Así pues, hará falta complementarla mediante otros ingresos, como por ejemplo contratos de trabajo, pero creemos que las reglas del juego pueden variar algo.

En primer lugar, puede facilitar que haya gente que busque empleos más acordes a sus capacidades y habilidades. Por otra parte, también puede suponer que haya gente que busque trabajos de menor duración y que lo haga con mayor libertad, no por obligación, como es el caso actual. Con la RBU podrían ser jornadas más deseadas y queridas.

Hay una serie de condiciones que pueden beneficiar algo así. De entrada, disfrutar de unos ingresos mínimos puede favorecer la capacidad de negociación para un contrato de trabajo. También que a la hora de exigir mejoras laborales pueda utilizarse como caja de resistencia a partir de la cual la gente podría aguantar más en una huelga de larga duración.

El mundo sindical, por lo tanto, tendría que estudiar esta propuesta con detalle y darle apoyo. Lo que no puede ser es que agentes y actores tan imprescindibles como son los sindicatos miren a la RBU de reojo y en cambio estén adoptando posiciones más favorables a prestaciones y políticas sociales que no están consiguiendo terminar con la pobreza. Eso nos sorprende.

¿Tiene que ir la RBU necesariamente acompañada de una reforma fiscal? ¿Cómo lo hacemos en Cataluña, donde no hay competencias ni soberanía para marcar una política fiscal propia?

Éste es uno de los graves problemas que contemplamos. Aunque estemos en posición de sacar adelante un plan piloto haría falta que, mientras éste dure, se gane capacidad de soberanía fiscal o un incremento de la capacidad de recaudar impuestos. Somos conscientes de que una cosa es el plan piloto, que nos puede aportar información y favorecer la introducción del debate de la RBU en la sociedad, y otra es saber que no tenemos la posibilidad de sacar adelante una RBU tal y como estamos ahora.

Esto es una limitación que conviene poner sobre la mesa, pero también hay que tener presente que con los años que tenemos por delante también es un proceso que puede contribuir a mejorar o avanzar hacia un Estado independiente o una República con más soberanía.

 

LA RBU EN CATALUÑA

Cataluña no es el primer plan piloto sobre la RBU que se lleva a cabo en Europa. El experimento más importante realizado hasta la fecha (o al que se han destinado más recursos) es el de Finlandia durante 2017-2019. Jimmy O’Donnell planteaba en Jacobin tres elementos que lo habían hecho fracasar. El primero serían las políticas partidistas. ¿Quién ha dado apoyo al grupo de trabajo? ¿Está blindado por lo que respecta a cambios de gobierno?

Es cierto que hemos de tomar nota. Y es un aspecto que me preocupa porque es necesario un cierto consenso para poder sacarlo adelante. Sí que es cierto que, según las encuestas, una parte importante de la población está de acuerdo con esta propuesta y si decimos que hay suficiente consenso para sacar adelante un referéndum para la autodeterminación de Cataluña, también tengo que decir que éste existe para la Renta Básica. Ahora bien, a nivel de panorama político, creo que hay fuerzas que pueden ser muy hostiles a la propuesta. Desde la derecha española, que ahora está muy envalentonada y que juega un papel importante en una parte del discurso, y que es necesario contrarrestar por parte del resto de fuerzas democráticas y de izquierdas que tenemos actualmente.

En este sentido, creo que es importante que desde otros sectores, como los comunes, el Partido Socialista o sectores de Junts, se vayan incorporando a favor de la Renta Básica. Por lo tanto, estamos en un punto en el que no podemos prescindir de nadie. Me consta que en estos partidos hay sectores que miran con buenos ojos la Renta Básica, pero aún tenemos que avanzar mucho. Hemos de blindar un bloque a favor de la RBU también dentro del espectro político.

El segundo eran las trabas burocráticas. La burocracia ha supuesto a menudo un infierno para muchas personas demandantes de subsidios. Generando estigma e imposibilitando destinar tiempo a formarse o buscar trabajo, o simplemente como espada de Damocles. ¿Desplegar una RBU no implica una potente maquinaria burocrática?

Tampoco soy ingenuo y no creo que se termine al 100% con la burocracia. Creo que lo importante es entender que la burocracia que hay actualmente, en primer lugar está muy pensada en fiscalizar si la gente tiene derecho o no a cobrar una prestación. Eso es un concepto con el que hay que acabar. La burocracia, en todo caso, tendría que ser para ver cómo seguir ayudando a aquellas personas que lo requieren y que necesitan otros tipos de apoyo que la RBU no puede dar por sí misma. Por ejemplo, colectivos con discapacidades, personas con problemas de adicciones, alcoholismo, que requieren otros tipos de apoyo complementarios a la RBU.

Si entendemos la burocracia como personas que están atendiendo a ayudando a acceder a determinados tipos de ayudas, es evidente que no podemos prescindir de una parte de este ejército de trabajadores. Ahora bien, todo lo que sea eliminar este tipo de obstáculos, requisitos, tiempos, dedicación, etcétera, es un paso fundamental para la mejora del sistema.

El tercero eran las “normas sociales” sobra la condicionalidad de las cuales hemos hablado un poco al comienzo. El argumento preferido de los conservadores es que la RBU permitirá que haya una capa de gandules que evitan trabajar. Pero como no se puede dejar a tanta gente en la estacada, se acepta que haya subsidios bajo ciertas restricciones. ¿Esta división entre “pobres buenos y pobres malos” (dicotomía que podemos rastrear hasta el siglo XVI) es la que intenta romper la RBU?

Sí, y es algo terrible, porque es aquella idea que es el ciudadano quien se subscribe a un plan, me sigue el rollo, lo que le impongo, etcétera. Es n concepto de ciudadanía que nada tiene que ver con el concepto republicano, es uno que está muy alejado de lo que podría ser una sociedad de ciudadanos y ciudadanas libres.

En una entrevista en El Periódico planteaste que la idea del “trabajo digno” es totalmente obsoleta. ¿Qué querías decir?

Ésta fue una frase que no se transcribió del todo bien. No es que la idea del trabajo digno esté obsoleta, sino que el concepto de “trabajo digno”, tal y como lo define la ONU, no es que sea obsoleto, es que cada vez se ve más alejado, más difícil y complicado de conseguir incluso que una RBU. La idea es ésta: la reivindicación de un trabajo digno para todos se encuentra cada vez más lejos. En este sentido, pues, se está comenzando a producir un cambio de paradigma también dentro de la misma ONU para entender que lo que hace falta es garantizar un mínimo de ingresos con el que garantizar la existencia de la gente. Independientemente de si estos ingresos son a través de un trabajo o de una prestación por parte del gobierno.

Así pues, ¿conseguir un trabajo digno? Ojalá tuviésemos la fuerza para poderlo conseguir, pero en la medida que pasa tiempo parece que estamos alejándonos de este paradigma: 15% de paro en el Estado español, gente que trabaja en empleos a tiempo parcial que no quiere, gente que está considerada trabajador pobre, gente con contratos inferiores a una semana, etc. Encontramos unas estadísticas que hacen difícil pensar que nos estamos acercando al concepto de “trabajo digno”.

Yo formo parte de un sindicato desde hace años y hemos estado consiguiendo que sectores muy precarios (repartidores, kellys) ganen mejoras de sus condiciones de trabajo. Sectores que el sindicalismo mayoritario u oficial no ha tenido lo suficientemente en cuenta porque está demasiado enfocado en sectores con empleos indefinidos y fijos, que cada vez es más un sector que ya no es el mayoritario dentro de la clase trabajadora.

Los sectores desregulados o mal regulados cada vez emplean a más gente y requieren de una protección que no tienen. Por lo tanto, es necesario ser conscientes de que hemos de dar respuesta a esta parte de la clase trabajadora que va en aumento y que ya no responde a aquella clase trabajadora de los años setenta u ochenta del siglo XX, que tenía unas condiciones laborales estables, con perspectiva de ser indefinidos, con buenas condiciones laborales, propias de las grandes empresas.

 

SOBRE EL DESPLIEGUE DEL PLAN PILOTO

¿Cómo será el grupo de muestra? ¿Qué criterios se han seguido teniendo en cuenta las particularidades de la sociedad catalana?

Lo que estuvimos valorando fue que hacer un experimento en Cataluña similar al que se había llevado a cabo en lugares como Finlandia, con una muestra de 2.000 ó 3.000 personas, era un poco escaso, y quisimos pensar en una muestra más amplia, de 5.000 personas. Por otra parte, una de las cosas que valoramos mucho es la cantidad. El criterio que nos gustaría sería alrededor del umbral de la pobreza. No queremos hacer un plan piloto que parte de una cantidad que sea muy escasa. Estamos por lo tanto ante algunos criterios que se apartan de experimentos que se han realizado en otros lugares, donde han habido muestras muy reducidas y destinadas a sectores muy concretos en riesgo de exclusión social (gente sin hogar, parados).

Queremos simular la realidad catalana a partir de algunos territorios que puedan representarla a grandes rasgos (no al 100%). Territorios de tipo industrial, agrícola o sector servicios, o algún barrio de alguna ciudad, y combinarlo con un pueblo, etcétera. Podemos ver así en diferentes lugares que nos acercamos a una cierta representatividad del tejido económico y social de Cataluña. Somos conscientes de las imitaciones, pero en este sentido me gustaría rebajar expectativas. Nosotros sabemos que esto es un plan piloto. Las diferencias entre un plan piloto y la aplicación real de una RBU son importantes. No veremos determinadas cosas, como la reducción de las desigualdades sociales que supondría una reforma fiscal y una mayor redistribución de la riqueza, un índice de Gini mucho más reducido, etcétera. Todo esto son limitaciones muy considerables.

Los resultados del estudio finlandés han planteado que no supone un cambio por lo que respecte al empleo, pero sí una mejora importante en bienestar de los beneficiarios. ¿Qué resultados se esperan obtener del plan piloto?

Si tenemos en cuenta los diferentes experimentos que se han hecho, hemos visto resultados interesantes. Sobre todo un resultado que vemos de manera reiterativa es la tranquilidad psicológica que proporciona tener unos ingresos y una cierta seguridad económica. Ahora bien, también sabemos que la gente, a medida que se aproxime el fin, comenzará a cambiar de hábitos.

Sabemos que todo eso condiciona. Sin embargo, una de las cosas que esperamos encontrar es que el hecho de hacerlo en comunidades ya no implique efectos individuales, sino que puedan ser efectos más colectivos. Por ejemplo: cómo la gente se puede asociar para montar una cooperativa o para sacar adelante un proyecto artístico que no podían poner en marcha ellos solos, qué pautas de consumo pueden darse si la gente tiene más dinero, de qué manera puede ayudar a que la gente renuncie a determinados trabajados porque quiere estar con sus familiares, o de qué manera puede reducir las visitas a los servicios sociales. Es decir, podremos observar cambios a nivel agregado que de manera individual no podríamos observar. Por ese motivo es importante este cambio de planteamiento, para hacerlo comunidades, no con grupos aleatorios.

¿Cuál será el siguiente paso después del plan?

Ésta es una de las preguntas más complicadas porque estamos en un escenario a dos o tres años vista, pero a medida que avanza el plan tendremos que ir viendo cuáles son las dificultades que vamos encontrando, pero también trabajar en conjunto con los diferentes movimientos sociales y entidades para avanzar hacia la posibilidad de avanzar una Renta Básica en Cataluña, o como mínimo replantearnos todas las prestaciones condicionadas que existen y reducir todos los criterios por parte de muchas prestaciones, simplificar el mapa, etcétera.

Creo que el plan piloto puede facilitar unos debates muy interesantes. A la espera, pues, de avanzar hacia una República y un Estado propios, esperamos que durante este tiempo se puedan sacar adelante proyectos como éste, donde la gente gane. Eso es importante para ganar apoyos, demostrar que proyectos así pueden salir adelante desde un gobierno con perspectiva de izquierdas.
Fuente: https://sinpermiso.info/textos/hemos-de-blindar-un-bloque-a-favor-de-la-renta-basica-tambien-dentro-del-espectro-politico

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Catarsi, 5 de enero de 2022