Ante la nueva cita electoral se ha vuelto a oír hablar de renta básica desde el ámbito partidista, avanzando propuestas que una vez más se alejan de la renta básica universal e incondicional que promueven quienes defienden desde distintos espacios la necesidad de esta medida.

 

El pasado 25 de septiembre saltaba a los medios uno de esos titulares que de vez en cuando agitan el debate sobre la renta básica universal. Jordi Sevilla, ministro de Obras Públicas durante el primer gobierno de Zapatero, había dirigido a un grupo de expertos para hablar de subsidios condicionados y renta básica. El Informe, realizado en el marco del Observatorio Social de la Caixa, contaba con un título esperanzador: Reforzar el bienestar social. Del ingreso mínimo a la renta básica. La renta básica universal, es un ingreso incondicional y suficiente que el Estado aporta periódicamente a cada ciudadano por el solo hecho de serlo. No es esto lo que se planteaba en el documento.

El texto —que reúne los análisis y propuestas de diversos economistas e incluye un balance de las políticas de ingresos mínimos y rentas garantizadas por parte de las comunidades autónomas— desemboca en la apuesta de Sevilla: una renta básica fiscal universal a través del IRPF, iniciativa que se traduciría en que todo el mundo, independientemente de sus ingresos, deba declarar ante Hacienda. Aquellas personas que no llegasen a un mínimo vital definido recibirían del Estado el diferencial para alcanzar esta base.

Daniel Raventós, uno de los principales referentes de la lucha por la renta básica en el estado, al frente de la Red Renta Básica desde su creación, está entre los expertos que participaron en el informe de la Caixa. “Hay que reconocer que Sevilla siempre ha hablado claro, en el 2001 lo invitamos en el primer simposio sobre Renta Básica en Barcelona y dijo claramente que si él fuera mañana ministro no pondría una renta básica como la que proponemos, lo que decía es que hay algunos mecanismos en el IRPF que benefician a la gente que tiene más porque son quienes pueden desgravar”. Raventós coincide con Sevilla en que el IRPF tiene aspectos regresivos en este sentido.

Raventós atiende a El Salto en el XIX Simposio sobre Renta Básica Universal, que este año se ha celebrado en Sevilla organizado por la Asociación Andalucía por la Renta Básica. Hace balance de un estudio en el que “el único que defiende la Renta Básica soy yo, todos los demás defienden otra cosa, renta garantizada, renta para pobres. Luego dicen cosas sobre la renta básica, que estaría bien en el siglo 25, más o menos, quizás un poco antes, en el 24”, ironiza. No es la primera vez que este economista manifiesta cansancio con las propuestas que vienen del ámbito político con el nombre Renta Básica como bandera.

“Nadie me puede acusar de no haber tenido confianza con determinados políticos que decían estar a favor de la renta básica y al cabo de una semana ya estaban de acuerdo con la renta más miserable para pobres”, sintetiza Raventós. Políticas de rentas garantizadas o ingresos mínimos que en su opinión demuestran una y otra vez sus límites.  Para ilustrar esto retoma una de las presentaciones del Simposio donde se hizo balance de Ingreso mínimos garantizado del País Vasco, que estaría entre los mejores sistemas de Europa, y que sin embargo “ha fracasado no por gestión —a diferencia de la Renta Garantizada de Cataluña— sino que es un problema de concepción. El 52 por ciento de la gente que está recibiendo el ingreso del País Vasco continua por debajo del umbral de la pobreza”.

Una propuesta huérfana de partido político

La cuestión de la renta básica volvía a emerger semanas después de que Jordi Sevilla presentara su propuesta.  Esta vez era Íñigo Errejón, en la presentación de su formación política Más País, quien anunció que incluiría la Renta Básica Universal entre las medidas de su programa. Fue una mención rápida que todavía no se ha concretado en una propuesta desarrollada. El partido, que hasta ahora solo ha difundido una serie de medidas ecologistas, presentará su programa definitivo durante esta semana. La expectativas con respecto a la “pureza” de esa renta básica no son muy altas.

“Por lo que he entendido es otra renta para pobres”, advierte Raventós, “pero bueno, ojalá tenga que comerme mis palabras”. Para sus defensores, este cansancio con respecto a los partidos y su tibieza y ambigüedad a la hora de abordar la renta básica universal tiene como caso paradigmático el de Podemos. Al fin y al cabo no hace tanto tiempo, en las elecciones europeas de 2014 —cuando esta formación política arrancaba— que la Renta Básica Universal era una de sus apuestas políticas centrales. Una apuesta revalidada en Vistalegre 2, ya en el año 2017, cuando fue la más votada por las personas adscritas al partido.

Para Raventós está clara la distancia entre la militancia del partido y su dirección política que “asesorada por quienes está asesorada, gente contraria a la renta básica, lo que proponen es una renta garantizada”. De hecho, en su programa para las elecciones del 10 de noviembre recupera la propuesta de un “ingreso básico garantizado”, una ayuda condicionada de 600  euros al mes por adulto, que podría llegar a los 1.200 en función de la composición familiar.

También Izquierda Unida presentará su programa esta semana, aunque no se prevé ninguna sorpresa en cuanto a renta básica, una opción en general ausente de sus propuestas económicas. La formación política se ha mostrado en los últimos años más cercana a los postulados del trabajo garantizado, una iniciativa que ha sido estudiada y difundida en gran medida por Eduardo Garzón, miembro del partido, y protagonista en el pasado de intensos —y en ocasiones agrios— debates con los partidarios de la renta básica universal.

Quienes defienden la renta básica lamentan que los partidos nunca les hayan tenido en cuenta para la formulación de una propuesta realmente universal e incondicional. “Reuniones en serio, para que expliquemos bien el modelo, ver las posibilidades, eso nunca lo he visto”, se reafirma el economista Lluis Torrens. Si bien aclara que En Comú Podem sí que avanzó en el debate, “luego no se ha seguido, se ha continuado con el tema de rentas mínimas, la ampliación de la renta garantizada de Catalunya, o algún modelo similar para el resto de España”. Este integrante de la Red coincide en que al final la propuesta nunca ha conseguido integrarse en un programa electoral, “siempre se habla de una renta condicionada que en el futuro pueda evolucionar a una renta básica universal, pero nunca ha sido visto como una apuesta inmediata”.

Sin embargo, cada vez más ayuntamientos están propiciando el debate aunque la medida trascienda a un ámbito de competencias y una dimensión de recursos de los que las municipios carecen. “Los ayuntamientos al final son la última trinchera del sistema y están recibiendo todos los desastres de las rentas condicionadas”, explica Torrens. A este nivel local las administraciones solo deberían ocuparse de situaciones de emergencia, circunstancias sobrevenidas, argumenta, sin embargo, acabarían teniendo que hacer frente a un “sistema de pobreza estructural”.

A los debates propuestos por los ayuntamientos se suman los modelos de financiación presentados por economistas —el de Raventós, Torrens y Arcarons es el principal referente—  que demuestran la factibilidad de financiar la medida. Sin embargo, no parece que se disminuya la distancia entre un dinámico debate académico y político, y las apuestas en políticas económicas por parte de los partidos, impermeables o al menos escasamente porosas ante la propuesta.

El salto antropológico que no llega

La economista de la Universidad de Sevilla, Rosario Gómez-Álvarez, es coautora de un estudio que traslada el modelo de financiación ensayado por Raventós, Torrens y Arcarons, a Andalucía. Sus conclusiones, presentadas durante el Simposio, apuntan a que una renta básica suficiente sería financiable en Andalucía a través de una revisión del IRPF. Para Gómez-Álvarez, la dificultad para que la apuesta de la renta básica prospere no radica en dificultades técnicas, sino que se trata más de una cuestión antropológica que económica: “tiene que ver con una concepción del trabajo y de la reciprocidad, es decir, ¿cómo es posible que te vayan a dar algo gratis si no has trabajado?, esta pregunta lo que hace es constituir una forma de barrera que dice, no no es posible aplicarlo en nuestra sociedad”.

Para esta economista, el frente fundamental sigue siendo el de las ideas. Los números, lo que permiten, es “argumentar algo sobre lo que previamente tú ya estás convencida. Para llegar a buen puerto, lo primero que hay que hacer es un debate ideológico, hay que discutir, argumentar, qué sentido tiene la renta básica, que conseguiríamos con esto desde el punto de vista de los derechos humanos y ahí entonces sacaremos el papel de oye, no hay problema para hacerlo en términos económicos”.

Tras casi dos décadas desde que empezaran los Simposios de la Renta Básica, con militantes que la reclaman en sus partidos políticos, colectivos que empujan la iniciativa en los ayuntamientos o en las comunidades autónomas, el debate parece cada vez más intenso. Mientras, la desigualdad sigue creciendo y las cifras de la pobreza no disminuyen. Según mostraba el informe sobre el Estado de la Pobreza publicado el pasado 17 de octubre, 12.338.187 personas siguen en el Estado en riesgo de pobreza y exclusión, más de un cuarto de la población del país. Otro informe publicado pocos días después, este a cargo de Credit Suisse, certificaba que el número de multimillonarios en España se ha multiplicado por cinco desde 2010. Sin embargo, la de la renta básica sigue siendo una propuesta fuera de la agenda de los partidos, a no ser que haya sorpresas de última hora en el panorama electoral.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/renta-basica/renta-basica-elecciones-10n-jordi-sevilla-mas-pais