TRABAJO FIN DE GRADO
Facultad de Relaciones Laborales y Trabajo social
Leire Hernández Cainzos
Director: Ángel Elías Ortega
Convocatoria Junio 2019/2020
ÍNDICE
RESUMEN 3
INTROUCCIÓN 4
CAPÍTULO 1: SITUACIÓN ACTUAL 5
- POBREZA Y DESIGUALDAD
- AYUDAS Y SUBSIDIOS
- LA CULTURA TRABAJISTA 11
CAPÍTULO 2: RENTA BÁSICA INCONDICIONAL 13
- QUÉ ES LA RBU 13
- BENEFICIOS DE LA RBU EN LA SOCIEDAD 15
- CRISIS SANITARIA CON UNA RBU 17
- FINANCIACIÓN 21
CAPÍTULO 3: EFECTOS DE LA RBU EN LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA 25
- IMPACTO EN LAS DIFERENTES ÁREAS DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA
- SINDICATOS: ¿A FAVOR O EN CONTRA?
CONCLUSIÓN 31
BIBLIOGRAFÍA 33
ANEXOS 35
RESUMEN
El concepto de Renta Básica Incondicional o Universal que se ha venido defendiendo por diferentes académicos y políticos durante estos últimos años sería el siguiente: Un ingreso monetario procedente del Estado destinado a cada persona miembro de una sociedad incondicionalmente de sus ingresos, situación laboral, familiar o cualquier otro criterio. Precisamente la incondicionalidad es el símbolo más característico de esta propuesta ya que es, en gran medida, lo que la diferencia del resto de los subsidios mínimos que hoy en día se reparten entre la gente sin recursos, como solución a la pobreza.
La idea de Renta Básica Incondicional se presenta como sustituto de los actuales sistemas de protección social siendo una solución más sencilla y efectiva para acabar con la pobreza, la explotación laboral y la incertidumbre laboral que hoy en día azotan la sociedad.
Palabras Clave: Renta Básica, incondicionalidad, necesidades básicas, condiciones laborales, explotación/precariedad laboral, sindicalismo, pobreza.
SUMMARY
The concept of Unconditional or Universal Basic Income that has been defended by different academics and politicians during these last years would be the following: A monetary income from the State destined to each person member of a society unconditionally from their income, work situation, family or any other criterion. Unconditionality is precisely the most characteristic symbol of this proposal since it is, to a great extent, what differentiates it from the rest of the minimum subsidies that are currently distributed among the poor as a solution to poverty.
The idea of Unconditional Basic Income is presented as a substitute for the current social protection systems, being a simpler and less expensive solution to end poverty, labour exploitation and labour uncertainty that today devastate society.
Keywords: Basic income, unconditionality, basic needs, working conditions, labour exploitation/precarity, syndicalism, poverty.
INTRODUCCIÓN
Es una evidencia las diferentes problemáticas que afectan a los Estados de Bienestar hoy en día. La situación de pobreza y exclusión social de tantos ciudadanos es una de ellas y podría decirse que la más remarcable. Mientras tanto, los gobiernos se empeñan en establecer políticas sociales centradas en intentar ayudar, solamente, a las personas que ellos consideran más vulnerables. Es evidente también que este tipo de ayudas centradas en el empleo no dan los frutos que deberían, ya que provocan dependencia y trampas en la pobreza, de las que no se sale fácilmente. Esto igualmente se debe a la verdadera situación actual del mercado laboral, en el que la mayoría de trabajos son precarios y ni siquiera permiten salir de la pobreza.
En este trabajo se presenta la Renta Básica Universal (RBU) como posible sistema de protección social, con el que se intentaría, de forma más directa y sencilla, acabar con todas estas lacras sociales. Se van a analizar los beneficios que una renta básica podría ofrecer en diferentes campos de la sociedad y, principalmente, en el área de la negociación colectiva. Para ello he podido contar con los testimonios de varios representantes sindicales que defienden la necesidad de una RBU, además de los diferentes artículos, libros y vídeos con los que me he podido documentar estos últimos meses.
Debido a la situación actual de crisis sanitaria mundial que estamos viviendo, he tenido la necesidad de analizar esta situación y la posterior crisis económica, desde el punto de vista de la RBU. Ante esta realidad de necesidad urgente son varios los nuevos testimonios que se han alzado a favor de ella y los que ya la defendían tienen más claro que nunca la falta que hace. Me he basado en todos esos testimonios de estos últimos meses para hablar de ello.
Aunque generalmente la RBU se ve como una realidad utópica e imposible de financiar, varios estudios demuestran que una reforma fiscal que conlleva una redistribución de la riqueza haría perfectamente posible este proyecto, como se explica en el segundo capítulo. A pesar de ello, aún hay sindicatos que se muestran contrarios a esta propuesta y se van a analizar esas principales críticas con las correspondientes respuestas de los defensores de la RBU.
CAPÍTULO 1: SITUACIÓN ACTUAL
Para poder llegar a entender bien lo que el proyecto de Renta básica Universal tiene como objetivo habría que situarse primero en el contexto desde el que se parte, es decir, la actual situación de crisis del Estado de bienestar.
Cuando se habla de Estado de Bienestar (EB) estamos hablando de una sociedad en la que todas las personas pertenecientes a ella están protegidas, a través de unos derechos generales, frente a los problemas sociales que afectan a la ciudadanía. Ejemplos de estos derechos pueden ser servicios de educación y sanidad completamente gratuitos y de calidad, prestaciones y subsidios que protegen ante la falta de ingresos, pensiones de jubilación para una vejez tranquila… Esos y más derechos son los que se están viendo debilitados hoy en día debido a la vulnerabilidad del EB. Las lacras que a continuación se van a analizar están aumentando su poder debido a las políticas neoliberales de estos últimos años, políticas que van en proceso de destruir el EB tal y como lo conocemos.
POBREZA Y DESIGUALDAD
Puede decirse que la pobreza es el elemento más significativo de esta crisis del Estado de Bienestar de la que hablamos, porque su existencia revela la ineficacia de los componentes que lo sustentan. Y, por desgracia, se ha convertido en una realidad permanente incluso en los países más desarrollados.
Trasladar esta problemática a los números nos da una idea más clara de la gravedad de la situación actual. En este caso, voy a presentar los datos de pobreza de Euskadi, comparando la información del 2018 con la de años anteriores. También hay que tener en cuenta que Euskadi cuenta con una de las rentas mínimas garantizadas más importante de este país, la cual tiene el propósito de acabar con la pobreza. Eso nos hará ver el siguiente resumen desde un punto de vista más crítico.
Empezando con los datos positivos hay que mencionar que desde el año 2014, la economía de Euskadi ha ido creciendo constantemente hasta 2018. En 2014 el PIB creció en un 1,6% y ha ido en aumento hasta una subida del 2,8% en 2018. En cuanto a las cifras de desempleo es evidente que han mejorado estos últimos años. Antes de la crisis del 2008 el pleno empleo era casi una realidad y entre ese año y el 2014 la tasa de desempleo se incrementó en un 3,6% hasta alcanzar un 16,1%. Por suerte, desde el 2014 se ha ido recuperando hasta situarse aproximadamente en un 10% en 2018. En la siguiente tabla se puede ver el recorrido anual de los mencionados datos.
Fuente: Bollain, Julen (Eustat y Gobierno Vasco)
Teniendo en cuenta estos datos se puede decir que Euskadi, desde el 2014, ha apreciado una mejoría en términos macroeconómicos y de desempleo. Sería normal pensar que, al mismo tiempo, también han mejorado los datos de pobreza, sin embargo, a continuación se va a ver que estos últimos no acompañan esas mejoras de las que hablamos.
Basándonos en la Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales (EPDS) que el Gobierno Vasco presenta cada dos años, vemos que en 2016 eran 104.177 personas las que se encontraban en situación de pobreza grave. Justo antes de la crisis del 2008 esa cifra se encontraba en 66.540 personas, por lo tanto, la pobreza grave ha aumentado en un 57,7% durante esos seis años. Del mismo modo, en la EPDS del 2018 observamos que ese porcentaje ha seguido aumentando hasta llegar a 109.735 personas, es decir, un 64,9% más que una década antes.
Cuando las cifras de pobreza se disparaban de ese modo a partir de la crisis del 2008 también lo hacía a tasa de desempleo. Sin embargo, a partir de 2014, momento en el que el PIB crece un 1,6% con respecto al año anterior, y el desempleo empieza a bajar seis puntos porcentuales en 4 años, los datos de pobreza no corren la misma suerte. Cuando en 2018 el desempleo ya se había reducido en un 6% con la referencia del 2014, el número de personas en situación de pobreza grave no solo no se había reducido, si no que había aumentado en un 4,6% con el mismo año de referencia. De ese modo, el 3,3% de la población de Euskadi se encontraba en situación de pobreza grave. En la siguiente tabla se refleja claramente esta comparativa.
Fuente: Bollain, Julen (Eustat y Gobierno Vasco)
Toda esta información se resumiría en que el hecho de que el empleo aumente no significa que se reduzca la pobreza del mismo modo, ya que en la mayoría de los casos, un empleo no garantiza salir de una situación de pobreza. “Debe quedar claro que la mejor política social no es el empleo como a algunas personas les gusta decir, sino que la mejor política social es, precisamente, la mejor política social. Y cuando la política social no es la adecuada, pasa lo que pasa.” (Bollain Julen, 2019)
De hecho, ni el aumento de la inversión de millones de euros es la mejor política social, si no es una política de calidad. Euskadi es un claro ejemplo de ello. Mientras que la pobreza aumentaba entre 2014 y 2018, también aumentaba la cantidad de millones que el Gobierno Vasco invertía en la Renta de Garantía de Ingresos (RGI). Eso demuestra que, a pesar de ser una solución contra la pobreza más extrema, no es eficaz para combatir la pobreza de una sociedad. En realidad, ese tipo de ayudas hoy en día están empeorando la vida de muchas personas debido a la inestabilidad y a las trampas que crean. Esto es algo que se va a analizar de forma más detallada en el siguiente punto de este capítulo.
La pobreza viene siempre de la mano con la exclusión social y ésta afecta al 18,4% de la población española, según el VIII informe FOESSA. La exclusión social es la pérdida de integración y de participación del individuo en la sociedad; en la vida social, económica y cultural, debido a la falta de derechos, recursos, y capacidades básicas que hacen imposible la participación plena en la sociedad.
La Fundación de Estudios Sociales y Sociología aplicada (FOESSA) ha publicado en Junio del 2019 el “VIII informe FOESSA: La exclusión social se enquista en una sociedad cada vez más desvinculada”. Es imposible medir la exclusión social con una sola tasa de pobreza, por eso, FOESSA utiliza treinta y cinco indicadores que miden la participación en el empleo, en la capacidad de renta y en el acceso a derechos básicos, también la ausencia de lazos sociales y relaciones sociales conflictivas. En este informe han participado 135 investigadores de 30 universidades y 13 organizaciones de acción e investigación y han ido recogiendo información de 29.000 personas de 11.600 hogares.
La situación actual de exclusión social en España es la siguiente: El 18,4% de la población está en esa situación, es decir, 8,5 millones de personas. Dentro de este grupo hay uno especialmente vulnerable de unas 4 millones de personas en exclusión severa; vivienda insegura, desempleo constante, invisibilidad política… A su vez, dentro de este conjunto se encuentran casi dos millones de personas, “expulsadas”, con necesidad de intervención urgente. Por otro lado, tenemos al 48,4% de la población sin dificultades de supervivencia. Dentro de este grupo encontramos un primero que denominan “la sociedad de oportunidades” y un segundo “la sociedad insegura”, que en cualquier crisis podrían perder el sostén económico. Los primeros viven en una situación acomodada y suelen echar en cara a los excluidos que estén en esa situación.
El informe FOESSA destaca tres bloques principales de riesgos sociales que afectan más, tanto a la sociedad insegura como a la excluida. El primero es la pérdida de calidad de democracia. Las personas en situación de exclusión social participan menos en los procesos electorales con tasas de abstención del 75%; por lo tanto, sus voces no están representadas como el resto, lo que empeora aún más su situación. Otro bloque es la desigualdad en diferentes áreas. El acceso a una vivienda digna es una de ellas, ya que no tienen accesibilidad a ella. Por eso dos millones de personas viven con la incertidumbre de quedarse sin vivienda. En el desempleo también se crea esa situación de desigualdad. Aumenta la precariedad, la temporalidad y la parcialidad y se alternan los periodos de trabajo con los de desempleo, lo que provoca que el 14% de la población trabajadora esté en situación de exclusión social. El tercer bloque son los riesgos sociales derivados de fenómenos demográficos. Uno de cada tres hogares necesita cuidados, ya sea por edad avanzada, por dependencia o por enfermedad. En este caso, el 64% de las y los cuidadores son mujeres de la familia, aunque estos cuidados se están mercantilizando y los que no se lo puedan permitir caerán en exclusión social.
El VIII informe FOESSA indica que la ciudadanía sigue estando a favor del Estado de Bienestar como protector social y pide que intervenga en la calidad de servicios públicos y en la igualdad de las personas. Por otro lado, disminuye la disposición a pagar los impuestos, porque se siente desconfianza ante el sistema fiscal. Por eso aumentan las críticas a las ayudas sociales acusando a quienes se encuentran en situación de exclusión social de perezosas/os y, a su vez, refugiándose en la xenofobia.
AYUDAS Y SUBSIDIOS
Para intentar eliminar la situación de pobreza de la que hablamos, la Unión Europea ha ido introduciendo desde los años 80 el concepto de “rentas mínimas garantizadas y condicionadas” en nuestras sociedades. Estas rentas tienen como objetivo, además de evitar que la ciudadanía caiga en situación de pobreza, reinsertar en el mercado laboral, en este caso, un mercado laboral que no cubre las necesidades vitales.
A pesar de tener una intención positiva, el éxito que estas ayudas han tenido ha sido bastante escaso, ya que a pesar de combatir la pobreza más extrema generan dependencia, estigmatización hacia las y los perceptores y crean trampas de la pobreza (Noguera, 2001). Varias características, que ahora se van a analizar, explican el porqué del fracaso de estos subsidios.
La principal de ellas es el hecho de ser rentas condicionadas que exigen cumplir ciertos requisitos para poder acceder a la prestación. Estas condiciones suelen ser tan exigentes que dejan fuera a muchas personas en situación de pobreza. Poniendo como ejemplo la renta de garantía de ingresos del País Vasco (RGI), la Encuesta de Necesidades Sociales del 2018 nos demuestra que un 30,7% de personas en riesgo de pobreza no había podido acceder a esta ayuda debido a los requisitos solicitados.
La condición más repetida e importante suele ser la total incompatibilidad con las rentas salariales, por ello, cuando se obtiene un empleo se pierde la parte correspondiente de la ayuda. En ese momento es cuando se crean las trampas de la pobreza y el paro (Tena-Sánchez, Jordi 2018). Al perderse la posibilidad de seguir percibiendo el subsidio si se acepta un empleo se crea una incertidumbre y un miedo que provoca la desincentivación de la aceptación y búsqueda de empleo, ya que los trabajos a los que estas personas suelen acceder tienden a ser precarios. Para que esta situación no ocurriese el salario nuevo debería superar ampliamente la cantidad de la ayuda, lo que no suele ocurrir en estos casos.
Otra de las cuestiones más claras por las que las rentas condicionadas no cumplen su función es la cantidad de la contribución por cada perceptor/a. La cuantía suele ser tan reducida que no llega al mínimo necesario de subsistencia, también fijándonos en la RGI del País Vasco, según la citada encuesta de 2018, un 3,3% de la población de la CAE afirmaba que, a pesar de las ayudas recibidas, no les era una cantidad suficiente para salir de la pobreza.
La última explicación que plantea una cuestión negativa de estas ayudas es la estigmatización que se crea hacia las y los beneficiarios. Se sitúa a la gente pobre en el foco de culpabilidad de su propia situación de pobreza, provocando así su desmotivación, cuando en realidad son las víctimas de este sistema. Todo esto causa que la sociedad se divida entre aquellas personas que contribuyen y aquellas otras que necesitan asistencia pública para subsistir (Mitschke, 2002).
LA CULTURA TRABAJISTA
Más que un problema social directo esta idea se puede considerar una de las causantes de las cuestiones planteadas anteriormente. La cultura trabajista se basa en considerar al trabajo la columna vertebral sobre la que se organizan nuestras sociedades y de la que, por lo tanto, emanan los derechos y las obligaciones (ESK, Gaiak, 2016).
En esta sociedad se considera el mercado laboral una institución que es parte de nuestras vidas, de hecho, una parte importante. Se muestra con valores positivos y se asume su papel de un modo que es muy difícil criticarlo, ya que la organización de nuestras sociedades depende de ello.
A pesar de eso, el origen del trabajo es más antinatural que todo eso, como bien describe el sindicato ESK en el Nº9 de la revista Gaiak 2016: Quien tiene capital puede permitirse comprar la fuerza de trabajo de la gente que se ve obligada a venderla para poder sobrevivir. La primera usa a la segunda como quiere con la única intención del beneficio privado, mientras genera desempleo cuando más le conviene.
Cuando en los párrafos anteriores se habla de trabajo, realmente se hace referencia al empleo. El empleo es el tipo de trabajo que se realiza a cambio de una contraprestación monetaria; trabajo, sin embargo, es cualquier esfuerzo físico e intelectual que resulta en algún tipo de beneficio, ya sea económico, social, cultural… Partiendo de ahí se entiende que hay muchos tipos de trabajos, que no son empleo, que se llevan a cabo hoy en día y no se consideran útiles por el simple hecho de no ser trabajo remunerado. Ejemplos de ello pueden ser los cuidados de niñas/os, cuidados de adultos dependientes o el trabajo doméstico.
Las y los defensores de la renta básica sostienen la importancia de desmitificar el empleo y, con ello, las medidas de activación del empleo que se han venido tomando los últimos años. Al mismo tiempo se quiere dar valor a los otros tipos de trabajo que existen hoy en día y que tienen beneficios sociales incluso más significativos que el propio empleo. De ese modo se podrá conseguir la paz y libertad que nos proporcionará el no tener que depender de un empleo como única opción para poder vivir. El trabajo remunerado dejará de ser una obligación.
Este punto de vista en el que el empleo pierde importancia puede ser muy interesante al analizar el tema del avance tecnológico y la robotización a la que todo el mundo teme. El pensamiento de que los robots vayan a “robar” nuestro trabajo puede desaparecer y cambiarse por “El progreso tecnológico es un aspecto positivo que siempre debemos celebrar” (Garzón, 2016). El sistema capitalista provoca que no todo el mundo se pueda beneficiar del progreso tecnológico, ya que solo le facilita la vida y el trabajo a sus dueños y a los que ellos eligen. Se utiliza para incrementar los beneficios y rentabilidad de unos pocos y por eso el resto lo ve como una amenaza.
En cambio, la robotización debería dar la opción de hacernos disfrutar a todas/os de su rendimiento. Habría que enfocarlo del modo más funcional posible para que todas/os podamos disfrutar de más tiempo libre pudiendo producir lo mismo en mucho menos tiempo. Al mismo tiempo el acto de robotizar puestos de trabajo nos podría liberar de aquellos que no se adecúan a las cualidades humanas y que son peligrosos, aburridos y duros. Esto haría que se creen más puestos de trabajo afines a nuestras facultades, trabajos que los robots nunca llegarán a poder realizar. En resumen, se trata de crear puestos de trabajo que nos den utilidad, nos permitan vivir mejor y nos hagan más felices, y que al mismo tiempo quien no tenga el deseo de trabajar esté en su pleno derecho.
CAPÍTULO 2: RENTA BÁSICA INCONDICIONAL
Este capítulo empieza a centrarse de forma más concreta en el tema de estudio de este trabajo, la Renta Básica Incondicional o Universal (RBU), la cual viene explicada de forma general en el resumen del principio.
QUÉ ES LA RBU
Como decía anteriormente, la Renta básica Incondicional es un ingreso pagado por el Estado que tiene de beneficiarias/os a cada ciudadana/o de una sociedad, tanto a quien lo necesita como a la que no. Aquí van enumeradas y explicadas las principales características de la RBU para aclarar cualquier duda acerca de ella desde el primer momento.
- Es una renta universal e individual, es decir, un ingreso para cada persona sin tener que depender de ningún criterio de selección a la hora de ser beneficiaria.
- La cuantía tiene que ser una cantidad económica que cubra los costes de las necesidades vitales mínimas necesarias en cada sociedad.
- Es incondicional. Eso significa que no hay que cumplir ningún requisito para poder recibirla: no se tiene en cuenta si se tiene trabajo o no, no se tiene en cuenta el patrimonio de cada persona, no se tiene en cuenta la edad o la cantidad de hijas/os que se tenga… y sobre todo, no hay que justificar en qué se invierte.
- La RBU no sería compatible con el resto de prestaciones públicas, ya que completaría todos los subsidios que se encuentren por debajo de esa cantidad. Las que estén por encima mantendrían esa cantidad.
- Se financiaría a través de la reforma del IRPF y el resto de ayudas públicas. En el apartado cuatro de este capítulo se especifica el modo en que se llevaría a cabo la financiación de la RBU.
La Renta básica Universal nunca se ha llevado a cabo como un programa de protección social, pero en los últimos años se han ido aplicando diversos proyectos piloto que podrían asemejarse de alguna manera a la RBU. De todos modos, estos no representaban ingresos suficientes como para garantizar una vida digna y tampoco llegaban a ser totalmente incondicionales o universales, como para poder equipararse a la RBU de la que hablan las y los expertos. Estos son algunos de los ejemplos de experimentos de Renta Básica pasados y actuales sacados de un informe de política económica y social de 2018 de la Confederación Sindical Internacional sobre la RBU.
- En Ontario, Canadá, hasta 2018 se experimentó con una Renta Básica entre 4.000 adultos solteros con un ingreso de 16.989 CAD anuales y parejas con ingresos de 24.027 CAD anuales. De esos ingresos se descontaba el 50% en caso de tener empleo.
- Varios municipios de los Países Bajos proporcionan una cantidad fija de 960€ mensuales sin ninguna obligación laboral a 250 residentes necesitados de asistencia financiera. A pesar de estar condicionada por los ingresos de las y los beneficiarios, se asemeja a la RBU el hecho de no estar vinculada al trabajo.
- En 2019 se han publicado los resultados parciales del experimento que se anunció en Finlandia en el 2015, en el que 2.000 personas sin empleo fueron elegidas al azar para recibir unos ingresos de 560 euros mensuales durante dos años. Además del ingreso de la RB también continuaban recibiendo parte de la prestación por desempleo, por lo tanto, los ingresos que percibían del Estado no llegaban a ser del todo incondicionales. Como era esperado en la comunidad científica, esta ayuda no tuvo gran impacto en el empleo, ya que esta renta se repartió entre 2.000 personas desempleadas de forma aleatoria en todo Finlandia y no entre toda la ciudadanía, que es lo que realmente podría causar un cambio en el consumo y el empleo.
Por otro lado, el hecho de que todos los titulares que hablan de este experimento finlandés mencionen el insignificante resultado en el aumento del empleo, hace pensar que el empleo es el único modo de contribuir en esta sociedad (Scott Santens, 2019). Realmente la comunidad científica también midió otros aspectos en la vida de las y los participantes como la confianza, la seguridad, la salud mental y física… y los resultados confirmaban una mejora en todos ellos, siendo eso lo que realmente la RBU busca, con un aumento del empleo como resultado del impacto económico, no como objetivo.
Aunque la mayoría de estos experimentos han llegado a conseguir en cierta manera los objetivos que tiene la RBU, es decir, mejorar la vida de las personas aumentando su libertad y su capacidad de decisión, ninguno de estos experimentos consigue englobar todas las características de la verdadera RBU. Por lo tanto, los resultados que estos proyectos han tenido no son realmente significativos a la hora de determinar la eficacia real de una Renta Básica Universal e Incondicional.
BENEFICIOS DE LA RBU EN LA SOCIEDAD
Como se ha detallado en el primer capítulo, el modelo de políticas sociales actuales no está funcionando en la manera en la que debería. La RBU no se presenta como un “sistema” o diseño global que pretende solucionar todos los problemas que existen en esta sociedad, si no como un proyecto o propuesta de transformación social dentro de las políticas sociales actuales (Gaiak, 2016).
Partiendo de la pobreza como una de las grandes preocupaciones de los Estados actuales, es innegable que una renta básica garantizada sería una solución efectiva que combatiría el problema de manera directa. Ésta proporcionará unos ingresos mínimos y estables a cada persona en situación de pobreza que serían suficientes para poder afrontar los gastos que se generan al cubrir las necesidades básicas de una persona. Así, las personas que hoy en día viven bajo el umbral de la pobreza dejarían de estarlo, pudiendo llevar su vida de una manera digna y sin las duras preocupaciones a las que se tienen que enfrentar cada día.
No solo se combatiría la pobreza y la desigualdad de forma directa, sino que también se eliminarían las trampas que la pobreza y las rentas mínimas crean. Como hemos comentado anteriormente, los subsidios de hoy en día tienen una tasa impositiva del 100%, lo que significa que por cada euro de salario que se recibe se descontará un euro de la prestación (Jordi-tena, 2018). Al ser la RBU una ayuda no condicionada, ningún euro de ella se perdería al aceptar cualquier empleo. La desmotivación que esas trampas crean desaparecería y, con ella, la incertidumbre que provocan esas situaciones en las personas sin empleo. Al mismo tiempo la aceptación y la búsqueda de empleo se verían muchos más activas.
Además de ser una medida contra la pobreza, la RBU también sería una solución contra la explotación laboral, aportando libertad y poder de decisión a todas/os los trabajadores. Las personas que hoy en día se ven obligadas a aceptar puestos de empleo con condiciones abusivas ganarían poder a la hora de aceptar o negociar esas condiciones, ya que no se verían económicamente tan desesperadas. En el próximo capítulo se analizará el impacto de la Renta Básica Incondicional sobre la negociación colectiva.
Del mismo modo, con la RBU los únicos ingresos que se recibirán no serían los de un trabajo remunerado, por lo que esa centralidad del empleo, que ha existido siempre, se perdería. El empleo dejaría de ser una obligación social para poder sobrevivir y pasaría a ser una opción, como cualquier otro tipo de trabajo.
En el campo de la educación y el desarrollo de competencias la mejora que provocaría esta renta es innegable. Al igual que es una ayuda a la hora de poder buscar empleos que sean más acordes a nuestras capacidades, proporciona también ese mismo apoyo en caso de no querer entrar aún en el mercado laboral o de querer seguir formándose al mismo tiempo. El tener bajo nuestros pies la cuantía de la RBU serviría de impulso a la hora de querer seguir desarrollando nuestras competencias y capacidades. De ese modo, las y los trabajadores tendrían más opciones a la hora de encontrar empleos que realmente les hagan sentirse realizados y felices. Y la juventud no se vería presionada a la hora de escoger qué estudiar, por el miedo a no poder encontrar trabajos bien remunerados en los campos que a realmente les llaman la atención. Con la RBU el interés principal de estas personas pasaría de ser la búsqueda de un trabajo bien remunerado a ser la búsqueda de uno que realmente les apasione.
Otros colectivos vulnerables también podrían verse beneficiados con un ingreso económico mensual como este. Es verdad que en el caso de la lucha feminista, varios sectores están en contra de la RBU al verlo como un obstáculo en la búsqueda de la igualdad. Esto puede deberse a la visión negativa de que la Renta Básica, al ser una forma de remunerar tanto el trabajo voluntario como el de cuidados y doméstico, podría provocar que las mujeres queden incluso más sujetas a este rol. Está claro que esas situaciones en las que a las mujeres se les asignan esos trabajos no remunerados provocando, así, la desigualdad que se quiere erradicar, tienen un origen que es el que hay que destruir, sin tener eso nada que ver con la RBU. Por lo tanto, ante estas circunstancias lo que hay que hacer es recibir la Renta Básica de forma positiva y verla como ayuda a la hora de luchar por la libertad y el poder de decisión de las mujeres.
Aún son muchísimas las mujeres que hoy en día se sienten condicionadas en sus vidas al ser económicamente dependientes de los ingresos económicos de sus parejas. Algunas de ellas están atrapadas en situaciones de maltrato de las que no se ven capacitadas para salir, en parte debido a su situación económica. Está claro que una RBU no sería una solución directa a todos estos problemas y lo mejor sería poder erradicarlos sin la necesidad de ella. Pero también es cierto que podría ser un gran apoyo gracias a la autonomía que proporcionaría a todas las mujeres que se ven en estas situaciones. Al igual que a la hora de defender sus derechos como trabajadoras, siendo las mujeres las principales afectadas de la precariedad laboral y de las rentas condicionadas. Después de todo, el objetivo de la Renta Básica es conceder libertad y poder de decisión, que es precisamente lo que las mujeres necesitamos en estas sociedades machistas.
Como anteriormente hemos comentado, la estigmatización hacia las personas beneficiarias de la rentas y ayudas que hoy en día proporciona el Estado es real, de hecho, parece que ese es uno de los objetivos de estos subsidios. Uno de los colectivos que más sufre esta estigmatización puede ser el de las personas inmigrantes. Sabiendo que por desgracia aún vivimos en sociedades racistas, el tema de la inmigración es uno de los puntos clave a la hora de criticar todas estas ayudas de las que hablamos. Se utiliza el hecho de que las personas inmigrantes son parte de las perceptoras de estas rentas para justificar su ineficacia, lo que acaba generando más odio hacia estos colectivos. Al igual que en el caso de la lucha feminista, la abolición de este tipo de actuaciones xenófobas no es el punto clave de una RBU, sin embargo, sí que puede llegar a mitigar los estereotipos que se crean hacia las y los extranjeros.
CRISIS SANITARIA CON UNA RBU
La pandemia y crisis sanitaria mundial que se está viviendo en estos momentos debido al coronavirus, es una situación histórica que no se va a olvidar fácilmente. A la desafortunada cifra de cientos de miles de muertos por los contagios se le añade la crisis económica que van a tener que sufrir gran parte de los países mundiales. De momento no se sabe cuánto se prolongarán en el tiempo estos efectos económicos, lo que está claro es que millones de personas se están viendo directamente afectadas, ya que se están quedando sin empleo. Muchas de ellas sin los recursos necesarios para poder hacer frente a los gastos sanitarios que esta pandemia está generando.
Solo en España, desde que comenzó el estado de alarma hasta finales de marzo se ha registrado la pérdida de casi 900 mil empleos. Esto se suma a la situación de pobreza, precariedad laboral y exclusión social que ya formaban parte del Estado Español. Las medidas de contención social están llevando estas situaciones al extremo, demostrando así la vulnerabilidad de la sociedad debido a la ineficacia de las políticas públicas ante la inseguridad de ingresos (Presno, Miguel Ángel, 2020).
Durante estos últimos meses ha sido inevitable, para las y los defensores de la RBU, pensar en cómo toda esta situación hubiese sido diferente en el caso de tener una RBU implantada de antemano. Probablemente todas/os ellos estén de acuerdo en que, tanto la situación económica como la sanitaria, hubiesen sido y serían, al menos, un poco más estables. Como se ha podido comprobar estos meses, la importancia de la economía se ha llevado por delante la de la salud y la sanidad, creando circunstancias caóticas en todos los aspectos. Teniendo en cuenta que el principal problema económico al que se enfrenta la sociedad en estos momentos es el desempleo y la consecuente situación de pobreza y necesidad de miles de españolas/es, un ingreso universal como el de la RBU hubiese mitigado por completo esa cuestión. Todo ese esfuerzo, tanto físico como económico, que se ha llevado a cabo para intentar solucionar esa “repentina” preocupación, se podría haber invertido, por ejemplo, en la carencia sanitaria. Eso no significa que no hubiese habido, ni habría, cuestiones económicas a las que hacer frente en los momentos más críticos de esta pandemia, pero si es verdad, que se viviría de forma más calmada, comparándola con la situación real.
Dejando de lado la implantación de la RBU a nivel institucional, podemos centrarnos en cómo afectaría a la sociedad a nivel individual y personal. Como comentábamos, durante esta pandemia, la ciudadanía no solo nos tenemos que enfrentar a la pérdida de nuestros familiares, si no que a esto se le suma la incertidumbre económica debido a la gran pérdida de empleos. A pesar de las ayudas que el gobierno central y las Comunidades Autónomas (CCAA) están ofreciendo, no son lo suficientemente cuantiosas o estables como para liberar a las personas más vulnerables de esa inquietud con la que están conviviendo en estos momentos. Tampoco hay que olvidarse que estamos en un estado de alarma debido a los constantes contagios que se producen por las interacciones sociales, por lo tanto, salir de casa supone exponerse al peligro para la vida de muchas personas. La mayoría de las y los trabajadores se han visto obligados a correr estos riesgos debido a la apertura de los centros de trabajo y a la necesidad de seguir manteniendo sus salarios habituales. En cambio, en el caso de haber tenido el apoyo de un ingreso como el de la renta básica, se podría haber luchado desde los primeros indicios con un cierre temporal de los centros de trabajo, lo que hubiese llevado a un control de los contagios más temprano.
Esta situación ha abierto la puerta a la reivindicación de la importancia de una RBU en nuestra sociedad y parece que es el momento apropiado para luchar por ella. Esta crisis se está llevando por delante grandes costes humanos, económicos y sociales y hay que actuar desarrollando una estrategia de transformación económica, precisamente habiendo aprendido de errores del pasado. “Este escenario de incertidumbre colectiva debería aprovecharse para experimentar con medidas extraordinarias de cuidados y protección de vida. Si este confinamiento tiene que seguir, que salgamos de él con una Renta Básica Universal como prueba de que hemos aprendido a querer más la vida y el derecho de todos a vivirla. (…) Si la supervivencia está garantizada, que las energías liberadas sirvan para construir comunidades fuertes, diversas y cohesionadas que se impliquen con la reconstrucción y mejora del mundo post-coronavirus.” (Tania Corrons, 2020).
Recientemente, el día 5 de Mayo de este mismo año, el economista y analista social Guy Standing, que a su vez es el cofundador de la Red Mundial de la Renta Básica, publicaba en el periódico “El País” un artículo sobre la importancia de la RBU como estabilizador automático en esta gran crisis. En él presenta la necesidad de una estrategia que consista en desmantelar este capitalismo rentista, construyendo así un sistema de redistribución de rentas. La mayoría de gobiernos se centran en intentar ayudar a las y los más vulnerables a través de asistencia social y subsidios repartidos en base a los recursos, y no quieren reconocer que ayudar solo a quienes peor están no va a evitar que el resto puedan caer en esa misma situación en cualquier momento. Por eso, Guy reconoce que los planes universales son más eficaces que los selectivos a la hora de reducir la pobreza y la inseguridad económica: “Sería mucho mejor suministrar a todo el mundo una renta básica y aplicar a los ricos una ligera subida de impuestos, para que no estén ni mejor ni peor.” Además, menciona la importancia de impulsar la demanda de bienes y servicios para hacer frente a esta crisis económica. Una Renta Básica podría servir de estabilizador económico automático en este caso, ya que impulsaría esta demanda y así la economía se recuperará más fácilmente.
También se defiende la necesidad de la Renta Básica Universal en el Manifiesto de la comunidad científica y académica vasca en el que se lucha por una economía ecológica en Euskal Herria. Esta iniciativa se ha impulsado a raíz de la crisis que está generando el COVID-19 y su misión es proponer cinco pautas primordiales para impulsar un modelo socioeconómico sostenible en el País Vasco. “Estas pautas conducirán a una sociedad más sostenible y equitativa, basada en valores positivos de respeto hacia la naturaleza y todas las personas”. Partiendo de ahí, en la segunda propuesta del manifiesto se habla de la Renta Básica Universal, a través de la cual se debe desarrollar un sistema de cuidados habiendo reconocido la interdependencia de las personas. De ese modo, “el modelo económico debe ir dirigido a asegurar la provisión de bienes y servicios esenciales por parte del tejido productivo que aseguren la salud y bienestar de la población, basando la resiliencia en la proximidad, la apuesta por lo público y el bien común, minimizando la dependencia respecto al mercado global, volátil y especulativo.” Este manifiesto ha sido ya firmado por más de 727 académicas/os, otras 2851 personas físicas y 173 organizaciones de Euskal Herria, entre las que se incluyen coaliciones políticas como EH-Bilbu y Elkarrekin Podemos, y sindicatos como ELA, LAB, ESK y STEILAS.
Sin embargo, la lucha por una RBU no va a ser una cuestión sencilla y va a llevar su tiempo. Mientras tanto, lo que el gobierno va a poner en marcha es un Ingreso Mínimo Vital (IMV) que se pretende aprobar el 29 de Mayo. Se ha acostumbrado a utilizar estas expresiones como sinónimos: renta básica universal, ingreso mínimo vital, renta mínima garantizada… Pero la realidad es que son cosas distintas y a continuación voy a explicar en qué se diferencian estas dos propuestas, con la ayuda del artículo “Coronavirus SARS-CoV-2 y derechos fundamentales: ingreso mínima vital versus renta básica universal” publicado por M.Á.P. Linera el 23 de abril del 2020.
Según las recientes declaraciones del ministro de inclusión, seguridad social y migraciones, José Luis Escriva, responsable de diseñar la propuesta, el gobierno está desarrollando el IMV como prestación de la Seguridad Social. Comenzando en un primer momento por el aumento decidido de la prestación por hijo/a a cargo para familias vulnerables y, posteriormente, mediante un mecanismo general de garantía de renta para familias sin ingresos o con ingresos bajos.
Con esta explicación se entiende que sería una prestación monetaria, de la seguridad social, orientada a la unidad familiar y dirigido a las personas más vulnerables, que se aplicará de forma gradual. Thiago comenta en el artículo que no queda muy clara la relación entre este ingreso y los programas de rentas mínimas de las comunidades autónomas, ya que un día después de que el Secretario de Estado de Derechos Sociales declarase que las prestaciones de las CCAA serían complementarias al IMV, José Luis Escriva afirmó que esta última complementaria al resto. Por otro lado, se supone que la prestación permitirá un periodo de tiempo en el que se pueda compatibilizar el IMV con el nuevo salario. También incorporará itinerarios de inclusión en el mercado laboral.
Después de haber leído en el primer punto de este capítulo las características de la RBU, no creo que sea necesario extenderse en cuanto a las diferencias de estas dos. Cabe comentar que las únicas cuestiones en las que coinciden son la regularidad del subsidio y que es una prestación monetaria. En cambio, no comparten la incondicionalidad y universalidad de la RBU, siendo éstas sus principales características, ya que el IMV está solamente dirigido a las familias que cumplan con ciertas necesidades económicas.
Siendo bastante obvias las diferencias que hay entre las dos rentas habría que empezar a dejar de llamar a todas por el mismo nombre. Una Renta Básica Universal, como su propio nombre indica, cumple con esa universalidad e incondicionalidad, mientras que el resto de prestaciones llamadas “rentas mínimas” o “ingresos mínimos”, son precisamente subsidios “mínimos” enfocados solamente a las personas que cumplan, generalmente, un gran listado de requisitos.
Sin embargo, este ingreso mínimo puede considerarse un avance o acercamiento hacia la Renta Básica Universal. Así es como lo ve el Consejo General de Trabajo Social en el informe sobre las Rentas de Garantía que publicó el pasado 21 de mayo. En él se menciona la necesidad urgente de este ingreso para paliar la situación de desprotección grave que se está viviendo en estos momentos. Al mismo tiempo, defiende que no debe quedar limitada a esta emergencia sanitaria ya que hay que crear un sistema de Garantía de Ingresos como derecho de ciudadanía, siendo el mejor programa una RBU. En el informe se analiza el evidente fracaso de las rentas mínimas para resolver los problemas de pobreza y desigualdad y también los beneficios que la universalidad y la incondicionalidad de la RBU proporcionarían. Defiende la eficacia de estas rentas mínimas para paliar las situaciones más extremas pero no el resto de los problemas y por eso advierte de la importancia de que sean los menos condicionadas posibles y los más universales posibles, ya que cualquier avance en ese sentido reduce el sufrimiento de los beneficiarios.
FINANCIACIÓN
Podría hablar sobre la financiación de la RBU en el último punto de este trabajo en el que se mencionan algunas de las principales críticas que se le atribuyen a ésta, ya que el primer pensamiento que se viene a la mente al mencionar la RBU suele ser la imposibilidad de financiarla. Sin embargo, he considerado extenderme un poco más en el tema para que se pueda entender de la mejor manera posible este breve resumen sobre los estudios que se han llevado a cabo en esta materia. En ellos se demuestra que la implantación de la RBU es completamente viable a través de una reforma fiscal.
Desde la Asociación Red Renta Básica se han llevado a cabo tres estudios de financiación: a finales del 2013 sobre Cataluña, unos meses más tarde sobre Gipuzkoa y el tercero, a finales del 2014, sobre el Reino de España, sin tener en cuenta la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra, al no entrar en el régimen fiscal común. El estudio se basa en una reforma fiscal completa que tiene como objetivo financiar la renta básica con una redistribución de la riqueza de las y los más ricos al resto de la población. En los tres estudios se ha seguido el mismo modelo de microsimulación, partiendo de los datos de declaraciones de IRPF de cada uno de los territorios y los resultados que se han obtenido han sido muy similares. En este caso voy a hablar principalmente del ejemplo de Gipuzkoa, por la cercanía que me toca y después brevemente del español, en el que no se incluyen datos de la CAV ni de Navarra.
Se utilizan dos vías para financiar la RBU; por un lado, todo lo que se recauda al dejar de pagar todas las prestaciones públicas que sean inferiores a ésta. Por otro lado, la reforma del IRPF que se pretende llevar a cabo. Sabiendo ya cuales son las principales características de esta renta hay que aclarar que la RBU no está grabada por el IRPF, que sustituye todas las prestaciones públicas inferiores y complementa las de importe superior y que su implantación no sustraería ninguno de los ingresos del IRPF que actualmente se usan para financiar los servicios públicos del Estado de Bienestar. En cuanto a la cuantía de la prestación, se ha calculado una cifra de 658,3€ mensuales (7.902€ anuales) para las personas mayores de 18 años y de 131,7€ mensuales (1.580€ anuales) para las y los menores no emancipados.
Los datos que se han utilizado en el estudio son las declaraciones del IRPF de Gipuzkoa del año 2011, es decir, una cifra de aproximadamente 450.000 declaraciones que cubre un total de 680.000 personas declarantes. Además de eso, la reforma del IRPF que se llevaría a cabo para financiar la RBU tendría las siguientes características:
- Se integra la base del ahorro en la base general.
- Se eliminan las compensaciones entre rendimientos y los mínimos personales y familiares.
- Se eliminan todas las reducciones de la base.
- Sería un tipo único, en este ejemplo, del 40,52%.
Por otro lado, el ahorro que se conseguiría al sustituir las prestaciones públicas inferiores serían 1.730,8 millones de euros, de los cuales 47,6 millones son el 50% de los gastos administrativos que provocan todas estas prestaciones y que desaparecerían en el caso de implantar una renta básica incondicional. Una parte de esa financiación externa, 213 millones de euros, serían para costear la RB de las 27.719 personas no declarantes.
Entre los resultados del estudio se encuentra el tipo único de IRPF del 40,52% con el que podría financiar la RBU a las 709.60 personas que suponen la población de Gipuzkoa. El 62,6% de las personas declarantes sale ganando, porque a pesar de pagar más, se compensa con el subsidio. La cantidad total que se transfiere de la gente que sale perdiendo, con la reforma, a la gente que sale ganando es de 548,3 millones de euros, es decir, el 2,5% del PIB guipuzcoano. De ese modo, se disminuiría la desigualdad de Gipuzkoa, reduciéndose el índice de Gini diez puntos, de un 0,3612 a un 0,2623. Así es como quedaría el reparto de personas ganadoras y perdedoras, con la reforma, entre las decilas de declarantes:
En las cuatro primeras decilas de renta entre todas/os los declarantes (los cuatro bloques desde el 0% hasta el 40%), todas las personas saldrían ganando. En la quinta decila saldrían ganando el 86% de las y los declarantes y en la sexta el 69%, siendo estas rentas medias de entre 20.000 y 24.000 euros anuales. En la séptima decila, con una renta media de unos 28.600 euros, por primera vez las y los perdedores son más que las y los ganadores y en la octava, quienes pierden son bastantes más que el resto, con una renta media de 34.000€. Las últimas dos decilas son en las que se encuentran las y los declarantes más ricos, con rentas medias de entre 41.500 y 77.000 euros. En este caso todas las personas pierden con la reforma.
A pesar de ser los datos bastante similares, también hay que mencionar brevemente el ejemplo del Reino de España, en el que no se incluyen ni la CAV ni Navarra. En este caso se tienen en cuenta 21.928.822 personas declarantes con una población de 34.3 millones, por lo tanto, una cobertura del IRPF del 78.7%. La prestación sería de 7.471€ anuales, es decir, 622,58€ mensuales para las y los mayores de 18 años y el 20% de esa cantidad para las y los menores.
Los resultados de este estudio han concluido que con un tipo único del 49,5%, la repartición de personas ganadoras y perdedoras en las decilas de declarantes sería muy similar a la del ejemplo guipuzcoano, como se puede apreciar en la siguiente tabla:
Fuente: Estudio financiación RBU (Red Renta Básica)
Al analizar estos resúmenes de ambos estudios, se concluye que la RBU es completamente financiable con una reforma del IRPF. Esto tiene como objetivo una redistribución de la riqueza en la que el 60% y el 70% de la población saldría ganando. Estos estudios tienen ahora varios años y desde entonces se han tenido que enfrentar a varias críticas que sus autores han ido respondiendo en diversos artículos y declaraciones, así como en el libro Renta básica incondicional. Una propuesta de financiación racional y justa (Arcarons, Jordi, et al, 2017). También esas críticas les han servido para llevar a cabo actualizaciones en el método que han podido publicar a través de la Asociación Red Renta Básica.
CAPÍTULO 3: EFECTOS DE LA RBU EN LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA
Para poder hablar más en profundidad sobre este aspecto de la negociación colectiva he tenido la oportunidad de entrevistar a Igor Mera del sindicato Ezker Sindikalaren Konbergentzia (ESK) y a Mikel Noval y Joseba Villarreal del sindicato Eusko Langileen Alkartasuna (ELA), ambos sindicatos vascos y con ideas muy interesantes sobre lo que una renta básica aportaría a la sociedad en diferentes aspectos.
Durante este capítulo se hablará tanto del impacto que una renta básica tendría a la hora de negociar las condiciones laborales y, por lo tanto, del efecto que tendría sobre los sectores precarios, como de opiniones que existen hoy en día en el mundo sindical acerca de la RBU. Toda esta información se perfeccionará gracias a los testimonios que los representantes de estos sindicatos nos han ofrecido y se podrá crear un trabajo mucho más completo.
IMPACTO DE LA RBU EN LAS DIFERENTES ÁREAS DE LA
NEGOCIACIÓN COLECTIVA
Uno de los grandes aspectos de la RBU es el hecho de quitarle centralidad a lo que se conoce como el trabajo remunerado, es decir, el empleo. Es importante que el empleo deje de ser el eje de los ingresos de cada persona, ya que es una dependencia bastante inestable. De todos modos, es innegable que el empleo siempre seguirá siendo una parte importante de nuestras sociedades, por lo tanto, hay que conseguir que cumpla con las condiciones mínimas que las y los trabajadores se merecen.
Partiendo de la definición que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ofrece, la negociación colectiva son todas las negociaciones que tienen lugar entre las y los empleadores y las y los trabajadores, ya sea individualmente o entre distintas organizaciones. La negociación colectiva tiene el fin de fijar las condiciones del empleo y regular las relaciones entre empleadoras/es y trabajadoras/es.
Como bien se sabe y se ha comentado en el primer capítulo, la situación actual en cuanto a las y los trabajadores en la negociación colectiva es bastante insegura y su poder y el de los sindicatos es más insignificante cada día. Las necesidades productivas de las empresas prevalecen sobre las necesidades de las y los trabajadores a la hora de negociar. Debido a las leyes laborales que existen hoy en día y la situación del mercado en cuanto a la necesidad laboral de tantas personas, el poder de las patronales provoca que a la hora de negociar se incremente el nivel de precariedad de los contratos laborales, favoreciendo así sus deseos productivos.
Nos contaba Joseba Villareal de ELA que ellos consideran precario a un/a trabajadora si se dan alguna de estas tres características en su vida laboral: una de ellas es tener un salario tan bajo que no permite la subsistencia, otra es que las condiciones de seguridad y salud laboral pongan en peligro la salud del trabajador/a y, por último, se encuentra la falta de estabilidad que pueda ofrecer el tipo de contrato laboral. Por desgracia en la mayoría de los sectores nos encontramos con estas particularidades y, generalmente, suelen ir las tres unidas de la mano.
Las y los defensores de la renta básica consideran que ésta sería una gran propuesta contra la explotación laboral, ya que liberaría a las y los trabajadores de esa necesidad de tener que aceptar cualquier contrato que se les ofrece sin el poder de negociar las probables condiciones abusivas en las que se encuentra. Ante esta situación las y los empleadores no tendrían otra opción que mejorar las condiciones, porque no encontrarían con tanta facilidad a alguien dispuesto a aceptarlo de ese modo. Así es como se beneficiaría la negociación colectiva a favor de las y los trabajadores, y es que su poder de decisión aumentaría indudablemente.
Dentro del tema de la negociación colectiva me gustaría indagar en qué aspectos de ella se verían más beneficiados de una RBU, es decir, que áreas de la negociación saldrían ganando por encima del resto. Para ello pregunté a los representantes de ambos sindicatos cómo el modo de negociación del sector sindical cambiaría en ese aspecto. La respuesta de todos ellos coincidía en cuanto a que cada sindicato tiene su propio método y estrategia de negociación dependiendo del sector que se representa, principalmente. Partiendo de ahí, no se puede saber en qué modo cada uno de ellos aprovecharía estos beneficios de una RBU, es decir, no siempre se apostaría por luchar a favor de la reducción de jornada o del aumento del salario, sino que dependería de la estrategia que se quiera seguir en cada caso.
Sin embargo, a pesar de ser cierto todo esto, nos reconoce Igor Mera de ESK que a la hora de la verdad, teniendo en cuenta el poder de lucha que existe, se utiliza para intentar luchar principalmente por el salario y la jornada laboral, pudiendo dejar el resto de necesidades en un segundo plano. Una de las principales razones de esto puede ser que el salario, siendo el único modo de subsistir de las y los trabajadores, generalmente no suele cumplir esa función y, por lo tanto, se cae en esa necesidad económica que obliga a pelearse por un aumento de salario pudiendo dejar a un lado otras condiciones, como puede ser la salud laboral. Por otro lado, la flexibilidad y facilidad que tienen las empresas para poder variar las jornadas laborales de las y los trabajadores según sus necesidades productivas, puede provocar que una persona no pueda hacer frente a sus gastos habituales debido a una reducción de jornada que conlleva una reducción de ingresos. Hoy en día, un contrato a tiempo parcial no es una decisión que haya podido tomar uno una trabajadora al decidir renunciar a parte de su jornada laboral y de su salario para poder dedicar ese tiempo a otras actividades. En realidad, las y los trabajadores se ven obligados a aceptar jornadas laborales de cualquier tipo, que les obliga a tener que pluriemplearse, muchas veces haciendo trabajos sumergidos.
En el caso de que las y los trabajadores contasen con un ingreso garantizado a la hora de negociar los contratos, se sentirían con mucha más fuerza para poder pedir, como mínimo, condiciones laborales dignas. No se verían obligadas/os a ceder ante la primera solicitud que les ofrezcan, ya que no se verían en esa situación de tal necesidad. Todo esto significa que la mayoría de salarios aumentarían, mejoraría la seguridad y salud laboral, se lucharía más por la igualdad de género en los centros de trabajo… Como comentábamos con Igor Mera, áreas de la negociación colectiva que hoy en día cuesta llevar adelante cogerían importancia y no habría que depender tanto de la remuneración salarial.
En cuanto a la jornada laboral, la idea es que ésta podría acabar recortándose, lo que conllevaría un reparto del empleo con horario más reducido. Siendo la jornada semanal habitual de 40 horas laborales, las y los trabajadores decidirían disminuir sus horarios, ya que tendrían ese complemento a la renta del empleo que les proporciona la RBU. Los contratos parciales dejarían de ser una decisión de la empresa y pasaría a ser de las y los trabajadores. De hecho, nos contaba Igor que para poder lograr la sostenibilidad del planeta la jornada laboral tendría que acortarse indudablemente. Las únicas formas de lograr esa reducción, que a la vez sean compatibles con la supervivencia, serían obligar al empleador/a a pagar más por esas horas reducidas o crear un sistema en el que el Estado complemente ese salario con una RB.
Hay quien puede pensar que al aumentarse la fuerza de negociación de las y los trabajadores y sindicatos ante esta situación, las huelgas y reivindicaciones desaparecerían. Nos comentaba Joseba Villarreal del sindicato ELA que esto probablemente no pasaría. Seguiría habiendo la necesidad de manifestarse y reivindicarse por diversas razones, sobre todo si el sistema de una renta básica no viene acompañada de una reforma laboral que es completamente necesaria. Sin embargo, bien es cierto que probablemente este tipo de reivindicaciones se reducirían, ya que serían mucho más efectivas debido a la caja de resistencia que sería la renta básica, y permitiría, en caso necesario, a las y los trabajadores crear luchas más fuertes y duraderas.
SINDICATOS: ¿A FAVOR O EN CONTRA?
A pesar de que la RBU sería un gran apoyo a la hora de reforzar la acción sindical y la lucha de las y los trabajadores para mejorar su situación en el mercado laboral, no todos los sindicatos están a favor de ella, de hecho, son pocos los que realmente la ven como una opción viable. ESK es uno de los sindicatos que está totalmente a favor de la aplicación de una renta básica incondicional y tiene ideas muy interesantes al respecto, como hemos podido comprobar con la entrevista a Igor Mera, representante del sindicato.
Daniel Raventós, el presidente de la Red Renta Básica de España, publicó un artículo en 2016 sobre los sindicatos y la RBU. En él resume brevemente cuales son los argumentos principales que existen en el mundo sindical en contra de ella y a continuación les da respuesta a estas objeciones. En esta parte del trabajo voy a utilizar en gran medida esas aportaciones de Daniel Raventós, unidas a otras con las que he podido documentarme, incluyendo, declaraciones de los representantes de sindicatos a los que he podido entrevistar.
Una de las grandes críticas y especulaciones que se le asigna a la RB es el hecho de que las y los empleadores puedan utilizar de pretexto esta ayuda para reducir los salarios, precarizando aún más el empleo. Ambos representantes de los sindicatos con los que hemos podido hablar coinciden en que esto no ocurriría, de hecho, pasaría lo contrario. La RBU serviría como muro de contención que las y los empresarios no podrían traspasar, lo que hace que las y los trabajadores puedan permitirse luchar por salarios por encima de ese muro. De ese modo no sólo no se reducirían si no que mejorarían. Esta crítica suele venir unida al hecho de que los alquileres también puedan verse afectados, es decir, que suban sus precios. Daniel Raventós comenta en el debate de ATTAC Madrid, del 10 de abril del 2020 sobre la RBU, que el caso de los alquileres, como el de muchas otras problemáticas que se viven hoy en día, requieren de normativas y políticas públicas concretas. Una RBU no es la solución a todo y tiene que ir acompañada de diversas regulaciones para hacerla lo más efectiva posible.
Otra de las críticas que se ha creado hacia la RBU por parte de los sindicatos es el pensamiento de que se perdería poder de negociación a nivel colectivo, ya que se aumentaría la negociación individual. Eso provocaría que los sindicatos pierdan fuerza debido a un menor potencial de acción colectiva. Comentaba Daniel Raventós en el mencionado artículo, que es evidente que el poder de negociación individual cogería importancia haciendo que el propio trabajador/a pueda decidir salir del mercado laboral o negociar las condiciones de su propio contrato. Sin embargo, que esto ocurra no significa que el poder colectivo se vaya a ver afectado, de hecho, la mejora de ambas cosas es totalmente compatible. Como se ha podido leer en el anterior apartado, acciones colectivas como la negociación sindical o las huelgas se verían totalmente respaldadas por una RB.
Muchos sindicatos piensan que con la implantación de una RBU se pretende desmantelar el Estado de Bienestar por el que tanto han luchado. Este es un error que se comete al pensar que todas las y los defensores de la renta básica son iguales. Porque si fuese así, ¿qué tiene la RBU, que tanto defensoras/es de derechas como de izquierdas la apoyan? La respuesta es que las y los defensores de derechas, como dice la primera frase, pretenden “desmantelar el estado de bienestar”, es decir, la renta sería una ayuda económica a cambio de privatizar la sanidad y la educación pública. Es un error probablemente propagandísticamente efectivo, como dice Daniel Raventós, meter a todos en el mismo saco. En este caso, las y los defensores de izquierdas buscan justamente lo contrario: una redistribución de la riqueza de las y los más ricos al resto de la población manteniendo, sin duda, el Estado de Bienestar e incluso fortaleciéndolo, en la medida de lo posible.
En el mundo sindical la cultura del empleo ha sido uno de los grandes pilares, e incluso muchos de ellas/os defienden el pleno empleo como única vía de dignificar a las personas. Desde ese punto de vista se comenta que la RBU se opone a la cultura del empleo.
En cuanto al tema del pleno empleo, está claro. Siendo hoy en día el empleo la única fuente de derechos y de existencia material de las personas, es decir, la única vía para poder recibir ingresos que nos permitan sobrevivir y poder tener asistencia médica, lo ideal sería que todas las y los ciudadanos pudiesen acceder a tener un empleo y que tuviesen las mismas facilidades para ello. Sin embargo, al parecer, esto no es tan sencillo en estos momentos.
La mayoría de defensoras/es de la renta básica, incluyendo los representantes de los sindicatos con los que he podido hablar, coinciden en que el derecho a esa supervivencia de la que hablamos debería provenir de la simple existencia de una persona y no de que esa persona tenga un trabajo remunerado. Una de las principales razones de ello es que, sencillamente, existen otros muchos trabajos por los que no se percibe ninguno de estos derechos, por la simple razón de no ser remunerados.
Por otro lado, la defensa del pleno empleo tendría lugar si hablásemos de un contexto en el que el empleo es un trabajo de condiciones totalmente dignas, justas y seguras para la y el trabajador y no de condiciones esclavas, como las que existen hoy en día. Porque como dice Daniel Raventós en el mencionado artículo, hay muchas razones normativas para asegurar que lo que realmente dignifica es tener la existencia material garantizada. Tener un empleo que, entre otras cosas, ni siquiera puede proporcionarte esa existencia material, no dignifica nada.
Aunque la renta básica quiera separar los derechos de existencia del empleo no significa que esté en contra de él. La RB y el trabajo remunerado no son incompatibles, de hecho, se podrían compartir de un modo en el que el empleo se convertiría en una opción mucho más flexible para las y los trabajadores. Los horarios se podrían ver reducidos para poder invertir más tiempo en otras actividades o en otro tipo de trabajos y no existiría tanta presión social en cuanto a la remuneración salarial. Las y los trabajadores se verían innegablemente más liberados a la hora de decidir en qué modo involucrar el empleo en sus vidas, ya que siempre seguirá siendo una parte importante de nuestras sociedades.
CONCLUSIÓN
En este trabajo se han analizado de forma generalizada los principales defectos que sufre la sociedad hoy en día y que afectan a la ciudadanía de forma directa. Se demuestra que las medidas que el gobierno propone no son una buena solución, ya que estos problemas han permanecido durante años e incluso empeoran dependiendo de los ciclos económicos. Un ejemplo claro es la situación de crisis sanitaria mundial que estamos viviendo en estos momentos y está provocando, y provocará, que los sistemas de protección social se debiliten aún más, quedando muchas personas en situaciones extremadamente vulnerables.
Como comentaba en los capítulos anteriores, ante esta situación tan delicada la lucha a favor de la renta básica ha cogido fuerza. Las y los defensores de la RBU están reivindicando estos últimos meses la importancia de ella como el único sistema de protección social efectivo y también muchas nuevas voces se alzan a favor de ella. De hecho, en una encuesta que se ha llevado a cabo a través de la Red Renta Básica en España este mes de mayo se concluye que el 56% de la ciudadanía está de acuerdo con ella.
Con la RBU se busca un ingreso incondicional y universal como derecho de ciudadanía a través de un reparto justo de la riqueza. Sabemos que hoy en día la única fuente de ingresos y de derechos de la ciudadanía es el trabajo remunerado, pero al mismo tiempo, no hay suficiente trabajo para todas/os y el que hay, no permite llevar a cabo una vida digna. La única solución a eso es establecer un ingreso procedente del Estado que garantice esa vida digna a las personas, alejándonos de esta centralidad del empleo. Al mismo tiempo, una renta básica no solo no provocaría que la gente deje de trabajar, sino que beneficiaría a todo el trabajo en general, ya sea dándole importancia a trabajos no remunerados como en las condiciones del empleo. En resumen, desaparecería esa dependencia que existe hoy en día hacia el empleo y que provoca que los contratos se precaricen cada vez más.
A pesar de los experimentos que hayan podido llevarse a cabo en diferentes países y han podido confundirse con la RBU, la verdad es que nunca se ha llevado a cabo como tal. Si bien es cierto que han tenido resultados esperados, principalmente centrados en el bienestar y la tranquilidad personal de las y los beneficiarios, estos resultados no se pueden asociar a la verdadera RBU. Para saber si realmente es una solución social efectiva habría que llevarla a cabo con todo lo que implica. ¡Qué mejor momento para hacerlo que éste! Ahora nos estamos dando cuenta de la verdadera importancia de un buen sistema de protección social y de que no se puede depender tanto de un empleo, cuando es lo primero que se derrumba al entrar en este tipo de crisis económicas. Me imagino que nadie deseaba que llegase una situación como ésta para darnos cuenta de la falta que hace una RBU en esta sociedad, pero, al menos, nos está sirviendo para aprender y para impulsar la lucha que muchas personas defienden desde hace años.
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ANEXO 1
Entrevista a Igor Mera (sindicalista de ESK)
Pregunta: Me gustaría analizar la influencia que tendría una Renta Básica a la hora de negociar los convenios colectivos, y me gustaría saber, ¿cuáles serían los tipos de convenio que se negociarían más sectoriales o de empresa? También quisiera saber sobre su influencia cara a las diferentes negociaciones colectivas en cuanto a condiciones laborales, por ejemplo, salarios, la jornada laboral, la seguridad y salud en el trabajo
Respuesta: Hay sindicatos que hacemos una apuesta clara y nítida por los convenios colectivos sectoriales en el marco propio de la Comunidad Autónoma Vasca y Nafarroa. Hay otros sindicatos que apuestan más por los convenios de empresa como carril central prioritario de la negociación colectiva. Entonces a la pregunta, a qué convenios se priorizarían más, ante eso no hay respuesta. Nosotras/os creemos que la Renta Básica universal funcionaría como una caja de resistencia colectiva, que no organizan los sindicatos, es una caja de resistencia proveída por el propio Estado y en la medida en la que los trabajadores y las trabajadoras tenemos un mínimo vital establecido a fin de mes tenemos mucha más libertad para confrontar a las empresas. Y sobre las áreas de la negociación colectiva donde tendría más impacto, entendemos que nos ayudaría a una vieja aspiración de que la negociación salarial tuviera mucha menos prevalencia. Tener una Renta Básica Universal garantizada, podría ayudarnos a quitar la centralidad a la pelea por el salario, y darle centralidad a otras materias como, por ejemplo, la salud laboral y otras cuestiones que ahora son centrales, como la igualdad entre hombres y mujeres en centros de trabajo, conciliación y demás.
Pregunta: Antes has mencionado el tema de la juventud, y debido a que las mujeres, los/as de la tercera edad, y los/as jóvenes pertenecen a los grupos “vulnerables”, quisiera saber si ¿recibiendo esa cuota de la Renta Básica Universal les ayudaría a mejorar en los puestos de trabajo?
Respuesta: La reflexión que planteamos a día de hoy, es sobre el lugar que tiene que jugar el empleo en nuestra sociedad, y si entendemos que estamos en condiciones de mirar al pasado y recuperar como elemento central de la pelea una acumulación de fuerzas para volver al pacto social de la posguerra, que estaba sustentado como el empleo de los hombres y las mujeres, el tema de cuidados, y si volviéramos al pasado y reivindicar el pleno empleo, el paralelismo de la igualdad… o si haciendo una mirada al planeta ese modelo social y económico es sustentable y deseable. Ante ello, la respuesta es que no; la respuesta es que tenemos que priorizar la supervivencia de la vida en este planeta y para ello el empleo, el consumo y la producción tienen que decrecer de una manera drástica. La única manera que se nos ocurre de hacer eso compatible con una calidad de vida y con que las personas tengamos garantizados los mínimos vitales que a su vez nos posibiliten las condiciones materiales para nuestra libertad, es el establecer una Renta Básica Universal, que se va a pagar con los beneficios del capital. Tiene que haber empleo, pero a un nivel mucho menor.
Pregunta: Los/as trabajadoras que trabajan a tiempo completo ¿podrían reducir la jornada laboral para darles empleo a los/as que no tienen y así estar al mismo nivel?
Respuesta: Quienes defendemos la Renta Básica Universal, a veces tendemos a caer en un reduccionismo mágico, en el cual pareciera que la Renta Básica Universal fuera la solución a todos los problemas, y no es así, la Renta Básica Universal en una parte más de un menú, un elemento más. El primer punto es hablar de la redistribución de la riqueza (cómo repartimos la riqueza); unido a eso, otro punto importante es el reparto de trabajos de cuidados; también hay que hablar del reparto del empleo remunerado, hay que hacer un paquete con esas ideas. Tenemos que hacer que la reducción de jornada nos permita vivir y no ser sinónimo de exclusión.
Pregunta: ¿Crees que la empresa utilizaría la Renta Básica para reducir salarios y aumentar el trabajo mal pagado?
Respuesta: El sujeto clase, en los últimos 30 años está absolutamente debilitado, hoy en día tiene muchísimas menos herramientas, menos fuerza para conflictuar con el capital que hace 30 años. Toda aquella gente que sienta que sus trabajos no les den identidad en torno al empleo podríamos también transformarla a dirigirle a una subjetividad más basada en el concepto ciudadanía, pero no en términos legales, sino del republicanismo político. El tema de bajadas de salarios, cuando se hace esta crítica se olvida de cómo se financia la Renta Básica; se financia con una redistribución de la riqueza muy radical, y ahí quién tiene que poner más es la patronal.
Pregunta: Otro debate es que con la Renta Básica se reduciría el trabajo remunerado, aunque muchos estudios han dicho que la gente no dejaría de trabajar. ¿Qué opinas?
Respuesta: A día de hoy, poniendo en el centro la supervivencia de este planeta, ojalá muchísima gente renunciáramos a un empleo remunerado, y ojalá muchísima gente nos dedicáramos a los cuidados de la vida de las personas; entonces, el trabajo es una necesidad para la supervivencia de la vida y de la tierra, pero el empleo no. El empleo es una necesidad que tiene el capital, sin empleo no hay beneficio para el capital. Nosotros/as llevamos corriendo 30 años detrás del pleno empleo, cuando aquello no es una buena idea. Según varios estudios, con una Renta Básica la gente no renunciaría de manera definitiva a trabajar.
Pregunta: No dejarían de trabajar, pero ¿consideras que habría una distribución mayor en el trabajo y que también se avanzaría en el tema de la igualdad de género?
Respuesta: Es verdad, si en esta cultura patriarcal estableciéramos la Renta Básica universal sin poner ninguna otra medida adicional que exige el feminismo, nos encontraríamos en esa situación, con un reflujo donde hubiese más mujeres que hombres en casa.
Pregunta: Has comentado sobre los trabajos remunerados y los no remunerados. Hoy en día a los no remunerados se les infravalora ¿con la Renta Básica esa desigualdad cambiaría?
Respuesta: Los trabajos no remunerados no están valorados socialmente, no dan acceso ni a renta ni a derechos; antes las mujeres eran las beneficiarias del marido, estamos hablando de que las personas tengan derechos sociales y económicos por el simple hecho de ser personas y que nadie sea dependiente de la renta de su marido para tener sus propios derechos de ciudadanía. El hecho de que tú por ser tú, ya tengas una determinada renta y ya tengas los mismos derechos de ciudadanía que el resto, eso es algo fundamental y es algo que rompe totalmente con el paradigma patriarcal. Por eso tenemos que hacer que los derechos dependan de la mera existencia del ser humano. Por ser personas tenemos derechos, no por tener empleo.
Pregunta: Hablando un poco de los sectores más vulnerables, con la Renta Básica Universal ¿cómo cambiaría la situación de esas/os inmigrantes y cómo se dejaría de estigmatizar a esas personas que reciben ayudas?
Respuesta: Yo creo que las ayudas sociales estigmatizan a todas aquellas personas que las cobran, porque se entiende que son personas que no se han ganado los derechos, sino que el resto se lo hemos dado, por así decirlo. Las ayudas sociales siempre han estigmatizado, por eso el sistema de ayudas sociales ha pensado siempre desde el control (a los pobres hay que controlarlos), llegando incluso a revisar en qué gastan el dinero, y te lo pueden retirar dependiendo en qué gastes. El racismo es una realidad, y en nuestro caso el racismo se utiliza para atacar a la RGI.
Pregunta: Pueden utilizar esto para decir que van a venir a cobrar la Renta Básica y luego no quieren ponerse a trabajar.
Respuesta: Sí, pero eso se lo decían a nuestros bisabuelos cuando iban a Argentina o Estados Unidos. Iban allí porque el Estado les daba tierra, facilidades y en muchas ocasiones se utilizó esos flujos migratorios para desplazar a la población local. Para eliminar el racismo hace falta mucha pedagogía social y mucho trabajo.
Pregunta: ¿El sindicato ESK está bastante presente en el sector de la limpieza, que es un sector que está muy feminizado, qué cambios verías ahí?
Respuesta: No solo el sector de la limpieza, todo el mundo de las trabajadoras del hogar. De entrada si hubiese una Renta Básica Universal, podrían tener una renta digna, porque a día de hoy no la pueden tener. La mayor parte de las trabajadoras parciales no pueden acceder a la RGI, porque la renta se computa en términos familiares, en términos de unidad de convivencia, y ellas tendrían derecho a la prestación pero en la medida en que conviven con personas que tienen rentas, se les deniega ese derecho. Entonces para toda la gente precarizada y que tienen jornadas parciales mal pagadas, la Renta Básica Universal les vendría de perlas para tener per se rentas dignas.
Pregunta: En este momento con la llegada de la pandemia del coronavirus, ¿en qué nos podría haber ayudado una Renta Básica Universal?
Respuesta: El nivel de tranquilidad que tienes para afrontar toda esta situación, en la que sabes que vas a seguir teniendo unos ingresos mínimos garantizados. Ahora mismo, el sistema es consciente de que necesita una Renta Básica Universal.
Pregunta: Se dice que en un futuro los/as trabajadoras serán sustituidos/as por máquinas ¿qué alternativas habría para que no ocurra una pérdida de empleo?
Respuesta: Empleos humanos siempre va a tener que haber, hay cosas que una máquina es muy difícil que vaya a hacer y menos con el nivel de conocimiento que tenemos a día de hoy. Por otra parte, si así fuese, si los seres humanos no tuviéramos que hacer tareas que nos desagradan a cambio de dinero y todas esas tareas desagradables la hiciesen las máquinas por nosotros/as, alabado sea el Señor. El problema está en cómo nos repartimos la riqueza generado de las máquinas, quién se los queda, el dueño de la máquina o los repartimos entre todos/as; ojalá se diese para que pudiéramos cuidar del planeta. Hay que aprovechar el avance tecnológico de un modo que nos beneficie a todos/as.
ANEXO 2
Entrevista a Mikel Noval y Joseba Villareal (sindicalistas de ELA)
Pregunta: ¿Qué pensáis acerca del sistema de protección actual, es necesario fortalecerlo o pensáis que estamos bien cubiertos? ¿Qué os parece la incorporación de una Renta Básica Universal en estos momentos, con la crisis sanitaria y social que estamos sufriendo?
Respuesta: Hemos ido haciendo propuestas y dinámicas de movilización para su mejora y desarrollo, en ese sentido sabiendo que el nivel de competencias está en distintos niveles institucionales ( la protección por desempleo depende del estado español), y en Euskal Herria tenemos un sistema de renta de ingresos garantizados, hemos venido desarrollando líneas de trabajo en ambos ámbitos, pero en los últimos tiempos sobre todo nos hemos centrado en lo que son competencias institucionales de Euskal Herria. Viéndonos un poco en el tiempo atrás, se recortaron las prestaciones por desempleo en su día a través de distintas medidas. En 1999 hicimos una huelga general por las 35 horas y lo que se llamó la Renta Básica, en aquel momento hubo una iniciativa legislativa popular y lo que hoy tenemos como sistema de rentas mínimas condicionadas, tiene bastante que ver con aquella dinámica de movilización que posteriormente se ha venido manteniendo. La RGI se convirtió en una moneda de cambio, que durante distintos años los presupuestos del País Vasco aprobaban con mejoras en la cuantía. ELA nunca ha considerado que eso era suficiente ni mucho menos, hasta el punto que el año pasado pusimos en marcha otra iniciativa legislativa popular que se llamaba la ILP contra la pobreza y la exclusión social, que planteaba una serie de medidas que tenían que ver con garantizar el acceso a una vivienda y otras prestaciones sociales, entre ella la RGI o la renta garantizada. En esa ILP respecto a la RGI o la renta garantizada en Navarra planteábamos que tenía que ser para una persona el 100% del SMI e incrementar en un 50% por cada persona adicional. En relación al momento actual lo que estamos planteando es una renta mínima garantizada equivalente al SMI, pero eso sería una renta individual.
Pregunta: ¿Cuando se habla de garantizada te refieres a que tiene que llevar consigo una serie de requisitos, es decir, condicionada?
Respuesta: No, sería el concepto de una Renta Básica Universal equivalente, por ejemplo, a un SMI para todo el mundo.
Pregunta: La RGI va por unidad de convivencia, los/as trabajadoras parciales tienen derecho a prestación, pero una vez que empiezan a trabajar ¿esa ayuda se les deniega?
Respuesta: Una renta mínima garantizada es si tú tienes unos ingresos de 700 euros al mes se te complementaria hasta el valor del SMI. Entonces, en la medida en la que las personas tienen unos ingresos que superan esa cantidad del SMI, no tendrían derecho a percibir una RGI.
Pregunta: ¿Qué consecuencias habría una vez implantada la Renta Básica Universal para los/as trabajadoras con contratos parciales?
Respuesta: Es un elemento que tiene un efecto de atajar la precariedad en el empleo.
Pregunta: ¿Qué piensan de la Renta Básica Universal, de qué manera podría afectar, por ejemplo, a las pequeñas y medianas empresas, o a las/os nuevos emprendedores en cuanto a salario, trabajo…?
Respuesta: Se me hace difícil imaginar y sacar los detalles exactos de cómo podría afectar la Renta Básica a las/os autónomos, pero desde la perspectiva de la negociación colectiva supone un salto cualitativo, es decir, el punto de inicio de la negociación es muy diferente si hay un ingreso básico y la gente no tiene que trabajar por cualquier cosa porque tiene un mínimo garantizado; creo que supondría un paso importante en el tema de atajar y atacar la precariedad, no solo porque los/as trabajadoras estén en un punto diferente, que también, sino que el poder entre las dos partes, entre la patronal y los/as trabajadoras. Tendría un equilibrio mayor, debido a que nadie tendría que trabajar para comer, por lo tanto no tendría que aceptar cualquier cosa y creo que en la lucha de clases entre las dos partes, entre la parte débil y la fuerte, supondría un mayor equilibrio. Nosotros ahogamos por una renta mínima garantizada, creo que es un salto importante en las posibilidades reales de la negociación colectiva y en qué papel juega cada parte, considero que esto es lo más importante.
Pregunta: ¿Piensas que el salario disminuiría?
Respuesta: No, precisamente pienso lo contrario; pienso que el salario no solo no disminuiría, si no que disminuirían otras fórmulas de precariedad en las que la gente tiene que trabajar sí o sí, y la gente podría pelear con un sueldo mínimo, con una base, con unas necesidades mínimas cubiertas y con una realidad absolutamente diferente a la de hasta ahora para mejorar no solo el salario, sino también mejorar condiciones de vida, mejorar horarios, mejorar posibilidades de conciliación; también creo que supondría un salto muy importante en el tema de género, creo que limitaría un poco o sacaría a la luz cuál es el nivel del trabajo parcial deseado y cuál el impuesto, y creo que sería un elemento muy interesante. Opino que de ninguna manera bajaría el salario.
Pregunta: En el hipotético caso de la implantación de la Renta Básica, al ser una renta incondicional, ¿creéis que un % preocupante de la población se abstendría de trabajar en un primer momento, en un corto plazo?
Respuesta: Eso no se sabe, pero no creo que en ningún caso fuese un % preocupante de la población el que se abstuviera de trabajar; yo creo que lo que ocurriría es que se dignificaría las condiciones de trabajo en mayor medida, en ese sentido no nos parece que haya riesgos de lo que se pregunta, porque seguramente también permitiría otras líneas de trabajo sindical, como la reducción de jornada…
Si hay gente que por el establecimiento de la Renta Básica no va a trabajar en el mundo productivo y en el mundo del capital, bienvenido sea, hay muchísimo trabajo que hacer en esta sociedad y no estaría de más que la gente tuviera unas necesidades cubiertas para hacer eso, pero creo que serían anécdotas.
Pregunta: Respecto a la dignificación del empleo de la que estáis hablando ¿a qué os referís: a que sería mediante una escasez de demanda de puestos precarios por tener una renta garantizada?
Respuesta: Si, está claro que la gente no se vería obligada a trabajar en condiciones de trabajos tan precarios y tan miserables; en ese sentido habría menos disposición a ello, lo cual eso es bueno.
Creo que se acabaría con aquello de “esto es lo que hay, o lo tomas o lo dejas” porque te hace falta. Perdón, esto es digno o no, ¿o podemos empezar a discutir eso? Si yo tengo las necesidades básicas cubiertas evidentemente el punto de partida es otro.
Pregunta: Tener los ingresos mínimos ayudaría a la hora de negociar las condiciones laborales. ¿Qué áreas de la negociación colectiva podrían verse más beneficiadas, por ejemplo, aspectos como seguridad y salud en el trabajo y la jornada laboral?
Respuesta: Yo creo que serían diferentes aspectos los afectados y probablemente no de manera uniforme en todos los sectores y realidades. A los sectores feminizados en una parte importante serían los salarios. Creo que el trabajo a tiempo parcial se podría regular de otra manera diferente, y afectaría también a la jornada laboral e indudablemente a todos aquellos problemas derivados de la seguridad y salud en el trabajo. Puedo tener un salario altísimo pero pésimas condiciones, por tanto, yo soy precario también, porque tengo mi vida en juego. Y luego está el tema de si tengo una esperanza de futuro, de contratación. Creo que garantizar unos mínimos de ingresos tendría un efecto muy importante en la negociación colectiva.
Pregunta: ¿En caso de implantación, que subsidios habría que sustituir, es decir, desaparecerían con la Renta Básica obligatoria? ¿Y cuáles serían compatibles de los que están hoy en día en el sistema del bienestar?
Respuesta: Yo creo que habría que analizar cuáles son los elementos que se pueden amortizar con una Renta Básica o una garantía mínima de ingresos y cuáles no. Creo que hoy habría que empezar por implantar lo que estamos diciendo y no tanto en ver cuáles serían los problemas con su puesta en marcha, porque creo que es bastante generalizada la opinión de que protección social va a hacer falta y habrá que seguir trabajando en ello.
Pregunta: Respecto a la automatización y pérdida de empleos, ¿veis como solución una reducción de la jornada para una redistribución más equitativa del empleo y a la vez la percepción de una Renta Básica garantizada?
Respuesta: Creo la automatización en el empleo y el efecto que eso puede tener en el empleo y en las condiciones del mismo es un tema muy complicado, que hoy en día es uno de los temas centrales que se están intentando analizar, discutir y estudiar. Deduzco que requiere medidas de diferente índole, no solo del punto de vista de la reducción de tiempo de trabajo y ese complemento de salario que uno dejara de percibir, opino que los empleadores también tienen que hacer un debate sobre todo eso, y la Renta Básica podría ser una de las medidas que pudiera mitigar el impacto, pero insisto que esto es una cosa que requiere de muchos apartados de aportación.
Pregunta: ¿Cómo creéis qué puede afectar la implantación de una Renta Básica a un autónomo/a, a una pequeña empresa?
Respuesta: Pues no lo sé, porque aparte de empresa sería una persona, tendría también otros ingresos, habría que ver cómo se hacen los equilibrios. Si es un autónomo/a que se dedica a los servicios, también la gente que pudiera ser cliente de esa persona tendría otra disponibilidad.
Pregunta: ¿Se emprendería más?
Respuesta: Parece que la causa del emprendimiento casi sea una cosa obligatoria; aquí tendrá que emprender el/la que tiene algo para emprender y a esa persona habrá que intentar ayudarle, hacerle el camino fácil, menos burocracia de la que tiene, habrá que intentar que las políticas industriales, económicas y financieras que impulsan el Gobierno se fijen en las pequeñas y medianas empresas, y no en las grandes empresas y multinacionales. Yo creo que hay muchas cosas de las que hay que hablar.
Pregunta: Hay unos impuestos que son progresivos, ¿cuanto menos ganes menos tienes que pagar?
Respuesta: Si, y además en este país los que menos ganamos y ganan son los que pagan, los que más ganan son los que menos pagan. Habría que hacer una revisión de los impuestos directos e indirectos.
Pregunta: El IRPF y otro tipo de impuestos no cumplen ese factor redistributivo de la riqueza, ¿verdad?
Respuesta: Claro, creo que este país requiere de una revisión de normativa fiscal profunda y hay que darle la vuelta entera.
Pregunta: Si tuviera una Renta Garantizada, ¿creéis que las personas que se van a incorporar al mercado laboral serían más vocacionales a la hora de elegir un puesto de trabajo/profesión y también a la hora de formarse?
Respuesta: Pues no lo sé si la vocación saldría ganando en este tema, pero lo que sí creo es que sea vocacional o no, lo que saldría ganando serían las condiciones de trabajo, y probablemente también la disponibilidad y que la gente quiera seguir desempeñando algunos trabajos y quiera trabajar en aquello que le toca trabajar, porque tenga buenas condiciones y no porque sea lo único que puede coger.
Pregunta: ¿Qué crees que por separado podría acabar antes con la precariedad, la Renta Básica Universal o una reforma laboral?
Respuesta: Probablemente son medidas complementarias y necesarias las dos; evidentemente la reforma laboral tiene que ver con los derechos y garantías de los/as trabajadoras. Es un atropello que siga todavía sin reformarse, hay que ver qué es lo que está dispuesto a reformar este Gobierno, pero evidentemente creo que la reforma laboral requiere una contrarreforma inmediata y creo que la implantación de la renta mínima garantizada ayudaría en una parte importante en este tema.
Pregunta: ¿Piensas que aumentaría la parcialidad? ¿Cómo afectaría en el tema de género?
Respuesta: Creo que hablar de parcialidad y de género es hablar casi de lo mismo; los contratos a tiempo parcial no tienen que ver con la voluntad de la gente de trabajar a tiempo parcial, tiene que ver con el fraude, con el chantaje que sufren en casi todos los casos los/as trabajadoras, de tener que decir “mejor esto que nada”; pero si tengo un mínimo garantizado seré yo el/la que decida si quiero una parte o todo. Pienso que es una parte muy importante, ya que la contratación a tiempo parcial es uno de los grandes ataques que se están haciendo contra la clase trabajadora hoy en día.
Pregunta: Las jornadas parciales son involuntarias, pero quizás con una Renta Básica serían voluntarias, entonces ¿aumentaría esa parcialidad?
Respuesta: Probablemente ya no serían involuntarias, y las que tuvieran que ser probablemente fueran voluntarias, lo cual supondría un avance muy importante.
Pregunta: Con el tema del coronavirus el Gobierno está hablando también implantar una renta mínima, imagino que será temporal y también condicionada ¿qué piensas de todo eso?
Respuesta: Se está hablando enserio de establecer algo, habrá que ir viendo, yo desde luego creo que si el coronavirus nos sirve para que alguna gente vea la necesidad de colocar por encima del capital y de los intereses económicos a las personas, y si son medidas que vayan tapando los agujeros que vayamos viendo a lo largo de estos últimos días, perfecto, pero hay algunos que en esta crisis también están apostando clarísimamente por priorizar la economía incluso sobre la salud por fuerte que parezca esto, pero insisto, habrá que ver en que se materializa todo lo que se está hablando. Todo lo que sea dar más coberturas a la gente, colocar a la gente con las necesidades cubiertas, y tratar de que la gente que peor lo esté pasando no esté tan mal, creo que sería positivo.
Pregunta: Hay gente qué opina que precisamente el impacto que pudiera tener una renta garantizada en el mundo del empleo pondría mayor capacidad de negociación por la parte trabajadora, de alguna forma es lo que lleva a que hoy en día no coja toda la fuerza que debería de tener por esos posibles efectos nocivos para la parte empresarial, y por otra parte también hay quienes dicen que desde algunos sindicatos pudiera tener un efecto de debilidad desde el mundo sindical el que hubiese una Renta Básica como una alternativa en las fuentes de ingresos a los del empleo, entonces no sé si en esta perspectiva quieres comentar alguna cosa.
Respuesta: Desde ELA no compartimos esa reflexión, pensamos que no va a ser negativo. Yo he sido responsable de negociación colectiva hasta hace muy poco tiempo en el sindicato y, desde luego, prefiero contar con una renta básica para ir a la huelga, porque no van a desaparecer las huelgas como instrumento para mejorar las condiciones de vida y de trabajo. Pensar que a la gente que se le da una Renta Básica no va a trabajar es falso, pues casi nadie quiere vivir con esos mínimos.
Pregunta: Desde tu punto de vista y tu puesto ¿por qué crees que la mayoría de sindicatos se encuentran en contra de la implantación de una Renta Garantizada Incondicional a nivel estatal?
Respuesta: Pues no lo sé, habría que preguntar a sus representantes.
Pregunta: Volviendo a lo de antes ¿si hubiéramos implantado una Renta Básica o mínima, sí que hubiéramos estado más preparados para afrontar esta crisis u otro tipo de crisis?
Respuesta: Se me hace difícil entender que con unos ingresos mínimos garantizados fueran a estar peor, ya que lo están pasando muy mal; creo que es una pasada el trato vejatorio que tiene la Administración con las/os autónomos.
Pregunta: Cuando termine la crisis que estamos pasando me imagino que se necesitará fortalecer un poco más el sistema que tenemos, porque va a afectar a la economía.
Respuesta: A mí se me hace difícil imaginar cómo va a ser la vuelta, ya veo que va a ser una vuelta gradual, diferente, con una situación de crisis muy importante, están los datos de las previsiones que hace el Gobierno Vasco para el año 2020, y sitúa el crecimiento en el 2021, con un aumento importante del desempleo. Creo que hay una serie de medidas adoptadas alrededor de la causa mayor y de la alarma sanitaria que crea un estado que condiciona a otras cosas, pero yo quiero ver eso situado en el tiempo, quiero ver lo que pasa con los EREs después, quiero ver qué papel adopta la Administración a la hora de conceder o no esos EREs, quiero ver todo eso y, además, evidentemente supongo que tenemos que intentar utilizar este momento de shock también para hacer un análisis de las medidas sociales y de la cobertura social que podríamos aportar aquí, y para que aquellos que ahora estén peor estén un poquito mejor. Aquí hay mucha gente que no tiene casa, que no tiene portátil y no puede pagar la luz, que no pueden compartir wifis porque no tienen, y que no tiene para comer, quiero decir, el confinamiento es durísimo para el caso de las/os más precarios y creo que es a esa gente a la que tenemos que ayudar.
Pregunta: Por eso sería un momento crucial para poder mejorar un poco y fortalecer ese sistema, ¿no?
Respuesta: Creo que habría que intentar sacar en este momento algo que avance hacia eso, insisto que parece que suena el río, habrá que ver con cuánto suena y hacia dónde va ese río, pero no sé. Ayer en la prensa se daba como bastantes posibilidades de que se pueda tomar algunas medidas para llegar al tope (hay que ver a cuántos puede afectar, recursos, ingresos, límites…) pero eso una vez que se apruebe.
Pregunta: ¿Realmente te parece que habría otra alternativa, como un confinamiento más riguroso que permita de una manera más radical hacer frente a esta situación y posiblemente acabar antes?
Respuesta: Lo que intentamos es analizar las cosas con otro nivel de coherencia y nosotros lo que decimos es que no se puede apostar entre sanidad y economía, si se apuesta tiene que ser a favor de la salud. Lo que no se puede hacer es soplar y sorber, lo que no puede ser es que se busque la trampa para que aquí haya empresas que sean esenciales.
Pregunta: Para finalizar, ¿creéis que hoy en día las patronales, a nivel de comunidad autónoma, tienen más influencia que los sindicatos en la toma de decisiones?
Respuesta: Desde luego. Pero no porque la patronal tenga más influencia, sino porque en el Gobierno, entre las/os consejeros del Gobierno está sentada la patronal.
Pregunta: ¿Entonces una mesa negociadora no es una mesa equitativa?
Respuesta: Ni ahí ni en ningún sitio es una mesa equitativa. Los/as trabajadoras vemos, entendemos, aceptamos y nos colocamos en que estamos perdiendo en esta lucha de clases, nos va mal, y tenemos que situarnos en otro punto, o si no, no vamos a cambiar jamás.