«¿Para qué les serviría el dinero la renta básica? El 51% de la juventud universitaria lo dedicaría a hacer frente a de primera necesidad (como el alquiler; la luz o los gastos de alimentación), un 36% lo ahorraría para el futuro, un 29% lo invertiría en su proceso formativo, mientras que otro 29% hace referencia a las posibilidades de emancipación que les otorgaría».

 

Ser joven implica tener que encontrar tu recorrido vital. Tu camino en la vida. No obstante, es innegable que la juventud actual tiene grandísimas dificultades a la hora de mirar más allá que el presente más inmediato. El hoy y el ahora es lo único que pasa por la vida de miles de personas jóvenes ante la imposibilidad de dibujar un futuro de certezas. La dificultad de acceder a una vivienda digna y la precariedad existente en el mercado laboral son dos de las razones principales que dificultan la creación de un proyecto vital. De hecho, ambas dos están íntimamente relacionadas, ya que es en gran medida la precariedad del mercado laboral la que nos impide el acceso a una vivienda.

El salario medio de 2020 en el Estado español es inferior al de hace 20 años. Mientras que en la Eurozona el salario medio a precios constantes ha incrementado un 12,5% en las dos últimas décadas, en el Estado español se ha reducido un 1,1%. Es cierto que la precariedad impregna el mercado laboral en su conjunto, pero afecta especialmente a las personas jóvenes. Cuatro datos que lo corroboran: 1) la mitad de los trabajadores menores de 30 años cobra menos del Salario Mínimo Interprofesional. 2) los salarios de las personas jóvenes se sitúan al nivel de 1999. 3) el 50% de las personas jóvenes trabaja con contratos temporales. 4) la mitad de los titulados universitarios no llega a mileurista.

Sin embargo, mientras los salarios se estancan y las condiciones laborales empeoran, los precios de las viviendas siguen con su meteórico ascenso. En los últimos años, los precios de las viviendas han incrementado tres veces más que los salarios. Como consecuencia del estancamiento de los salarios y del incremento del precio de las viviendas es extremadamente complicado que una persona joven, a no ser que haya heredado un piso en propiedad, pueda comprar una vivienda. Mientras en 1988 se necesitaban 2,8 años de rentas para comprar una vivienda, en la actualidad hacen falta las rentas de más de 7 años. También resulta llamativo que, si en 2020 una familia necesitaba los ahorros de 8,3 años para pagar la entrada a una hipoteca, en 2022 necesita los ahorros de 13,5 años. Es decir, durante la pandemia, en tan solo dos años, los años que una familia necesita estar ahorrando para pagar la entrada a un piso se ha incrementado un 62%.

El hecho de tener que ahorrar durante más de trece años para poder pagar la entrada a una hipoteca nos deriva, irremediablemente, a tener que vivir de alquiler. Teniendo en cuenta que el precio del alquiler medio en provincias como Gipuzkoa, Madrid o Barcelona ya supera ampliamente los 700€ al mes y que el salario más frecuente en el Estado español es de unos 1.080€ al mes, cuadrar las cuentas es una tarea realmente complicada. Pero, claro, si la mayor parte de nuestro salario lo destinamos al alquiler y además tenemos que pagar las facturas, comer, etc., no somos capaces de ahorrar. Como consecuencia, entramos en un bucle perverso donde, al no tener ahorros debemos acceder al mercado del alquiler lo que, debido a su elevado coste y a la precariedad laboral, nos impide acumular los recursos suficientes que nos permitan acceder a pagar la entrada a un piso en propiedad.

Conscientes de esta espiral sin salida, desde la Universidad del País Vasco – Euskal Herriko Unibertsitatea se llevó a cabo un proyecto denominado GAZTEBI (Gazte, joven en euskera, Basic Income). El objetivo era claro: tratar de dar respuesta a si una renta básica permitiría a la juventud afrontar su proyecto vital en unas condiciones más favorables. Para ello se llevaron a cabo diversas acciones, destacando entre todas ellas un cuestionario respondido por más de setecientos alumnos y alumnas de la universidad. Según los resultados obtenidos, el 67% de las personas jóvenes se muestra favorable a la implantación de una renta básica en Euskadi, frente a un 13.2% que estaría en contra, y un 19.8% que no se posiciona. Asimismo, valoran, en su gran mayoría, muy positivamente las características de una renta básica. En concreto, el 78.4% de los y las estudiantes se mostró de acuerdo con el carácter individual de la renta básica, el 73.8% estaba a favor de que ésta fuera financiada a través de una reforma fiscal progresiva y redistributiva, y el 69% indicaba estar de acuerdo con su carácter universal.

¿Para qué les serviría el dinero la renta básica? El 51% de la juventud universitaria lo dedicaría a hacer frente a de primera necesidad (como el alquiler; la luz o los gastos de alimentación), un 36% lo ahorraría para el futuro, un 29% lo invertiría en su proceso formativo, mientras que otro 29% hace referencia a las posibilidades de emancipación que les otorgaría.

Como conclusión, el estudio nos permite comprobar que el 81% de la juventud universitaria opina que la renta básica mejoraría sus condiciones de vida. Asimismo, el 70% cree que la renta básica posibilitaría la realización de otros trabajos fuera del mercado laboral (como el trabajo de cuidados o el trabajo voluntario), el 59% confía en que supondría un reparto más justo de la riqueza y el 54% considera que ayudaría a eliminar el empleo precario y los abusos laborales. Pero los resultados, más allá de mostrar una alta valoración de la renta básica entre la juventud como una medida capaz de mejorar sus condiciones de vida y posibilitar una existencia más libre y más digna, apuntan hacia la necesidad de abrir espacios de debate y difusión donde entre todas las personas podamos entender y dibujar una forma más digna para nuestras vidas. Unas vidas que sean dignas por el simple hecho de tener la suerte de vivirlas. Unas vidas que realmente merezcan ser vividas.

 

Fuente: https://catalunyaplural.cat/es/un-futuro-de-certezas-para-la-juventud/