43a Asamblea General Ordinaria – 27 de febrero de 2021

 

La situación social y económica de las jóvenes, que ha sido especialmente precaria desde la crisis del 2008, se encuentra actualmente en un punto crítico. Así lo demuestra el informe “Situación laboral de las personas jóvenes en Cataluña”, del Observatorio Catalán de la Juventud, el cual ha visibilizado datos como la tasa de desempleo juvenil, que se encuentra alrededor del 38,1% en el tramo de edad de 16 a 24 años, o la tasa de emancipación, que se sitúa en el mínimo histórico del 18,8%. Con datos como estos, a las jóvenes se nos vislumbra una realidad incierta en la que no disponemos de las condiciones materiales necesarias para garantizar la dignidad de nuestros proyectos de vida.

 

Desde el Consejo Nacional de la Juventud de Cataluña (CNJC) siempre hemos considerado necesaria la implementación de políticas públicas que garanticen nuestros derechos básicos, y es por eso que nos posicionamos a favor de la Renta Básica Universal (RBU), en tanto pruebas de su implementación en lugares como Finlandia, Alaska, Kenia, Alemania o Canadá, han demostrado que la RBU es una herramienta útil que genera bienestar socioeconómico a la ciudadanía más vulnerable, aumenta la sensación de justicia social y disminuye el grado de desigualdad en los sistemas sociales. Estos ejemplos también nos avalan en un hecho indispensable y es que una RBU no puede darse si no va de la mano de un fortalecimiento de los servicios públicos tales como la educación, la sanidad o los servicios sociales.

 

Colectivos como el feminista, el LGTBI, las personas psiquiatrizadas, las trabajadoras y educadoras sociales o bien las artistas se han posicionado recientemente a favor de la Renta Básica Universal. Consideramos que se trata de una medida equitativa que pone en el centro la vida, asegurando un mínimo para todos, y evita que personas en situación vulnerable se vean obligadas a aceptar condiciones laborales indignas.

 

Nos parece indispensable remarcar el carácter incondicional que tendría una Renta Básica respecto al resto de Rentas que son condicionales. Esta condicionalidad de las rentas o ayudas que estamos acostumbradas a recibir generan muchas limitaciones y “agujeros” en el sistema así como potencian el estigma y la idea de tener que merecer un apoyo. Con la Renta Básica Universal dejaremos de hablar de ayudas y pasaremos a hablar de derechos.

 

Por último, como asociacionismo juvenil sabemos lo costosa la participación cuando estamos precarizadas. Una Renta Básica Universal permitiría una conciliación óptima y facilitaría, por tanto, que más personas pudieran permitir formar parte de colectivos organizados, asociaciones, movimientos y un largo etcétera de iniciativas necesarias para mejorar nuestra sociedad y que deben ser espacios donde todos tengan cabida.

 

Para avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde las jóvenes no tengamos que pedir permiso ni ser explotadas para emanciparnos e iniciar nuestros proyectos de vida, pedimos la implementación de la Renta Básica Universal.

 

Resolución presentada por el Secretariado del CNJC, JCC y I Jovent Republicà