Hoy en día no hay ninguna duda de que la renta básica Incondicional está en auge y, me atrevería a decir, viviendo su particular tercera juventud mientras da pasos sensatos pero firmes hacia su madurez. Durante los años 20 y 30 surgió una primera ola favorable a la renta básica (conocida con otros nombres en aquel entonces) que fue menguando después de que las élites políticas y económicas cedieran en parte a las demandas de la ciudadanía dando paso a los, hoy en día mal llamados, Estados de Bienestar. Más adelante, surgió una segunda ola durante los años 60 y 70. Una ola con mayor fuerza que la anterior y de gran calado en Estados Unidos y Canadá. En la cresta de esta ola es cuando se puso en funcionamiento el Fondo Permanente de Alaska (Alaska Permanent Fund) en 1976 y aunque ninguna medida que se pareciera mínimamente a la renta básica incondicional se introdujese en ningún otro estado, sí se consiguieron grandes avances en Estados Unidos como el Programa de Cupones para Alimentos (Food Stamp Program) en 1961 o el Crédito por Ingresos de Trabajo (EITC) en 1975. Y finalmente, llegamos a la tercera y más potente ola (sin desmerecer en nada a sus antecesoras y a toda aquella gente que luchó por este derecho de ciudadanía) sobre la renta básica incondicional. No cabe duda de que en esta época la renta básica incondicional se ha convertido en una medida que cada vez atrae a más curiosos y con un número de defensores que, indudablemente, va en aumento de manera exponencial. Una posible muestra de este amento puede tener un reflejo indirecto en las encuestas que se han realizado sobre la renta básica incondicional durante los últimos años.

A lo largo de este artículo simplemente me gustaría dar algunas pinceladas que creo que son relevantes a la hora de poner el foco en las encuestas realizadas sobre la renta básica incondicional, un foco que será ampliado en el XVI Simposio de Renta Básica que se realizará en Bilbao los días 18 y 19 de noviembre. Por ello, me gustaría analizar solo dos puntos referentes a las mismas, dos puntos que, desde mi punto de vista, son muy significativos: el porcentaje de los encuestados a favor de una renta básica incondicional y la actitud de los empleados respecto a su empleo en el supuesto de una renta básica incondicional.

La empresa catalana de estudios de opinión GESOP realizó una encuesta (http://www.redrentabasica.org/rb/nueva-encuesta-una-mayoria-social-catalana-por-la-renta-basica-la-poblacion-catalana-no-dejaria-de-trabajar-con-una-renta-basica/) entre el 13 y el 17 de julio de 2015 a 1.600 personas en Cataluña siendo ésta la primera gran encuesta realizada sobre la renta básica incondicional en el Estado español. Más adelante y ya en abril de 2016, la empresa DALIA Research realizó la encuesta más grande realizada hasta el momento a 10.000 ciudadanos y ciudadanas de la Unión Europea, englobando 28 países y 21 idiomas (http://www.sinpermiso.info/textos/la-renta-basica-vista-por-varoufakis-algunas-encuestas-el-referendum-suizo-del-5-de-junio-y). Durante este último mes de septiembre se llevó a cabo la segunda mayor encuesta realizada hasta el momento sobre la renta básica incondicional. Ésta se ha realizado íntegramente a colectivos de la Universidad del País Vasco – Euskal Herriko Unibertsitatea, obteniendo 3.057 respuestas y habiendo respondido, entre otros, 1.479 estudiantes y 1.330 trabajadoras.
Como primer dato podemos observar que más de la mitad de los encuestados está a favor de una renta básica incondicional, dato que se repite respecto a las dos anteriores encuestas. Cabe preguntarse por qué el porcentaje obtenido en esta encuesta es menor a aquéllos obtenidos en las anteriores dos. Se puede observar cómo mientras en la encuesta publicada por GESOP el número de catalanes favorables a la renta básica incondicional ascendía a 72,3% y en la publicada por DALIA Research el número de españoles encuestados al 72%, en esta encuesta realizada por la Universidad del País Vasco – Euskal Herriko Unibertsitatea, este porcentaje se encuentra en el 54,4%. También apreciamos cómo existe casi un 25% de indecisos, un porcentaje muy alto si lo comparamos con el 12% del total de la ciudadanía europea encuestada o con el 7,6% de los catalanes encuestados. Este fenómeno puede encontrar respuesta en que mientras las dos encuestas anteriores se han realizado explicando a detalle qué es realmente una renta básica incondicional, en esta encuesta realizada en la universidad por falta de recursos materiales y temporales, simplemente se ofrecía la definición de renta básica incondicional tal cual se puede apreciar en la página web de la Red Renta Básica (http://www.redrentabasica.org/rb/que-es-la-rb/). Esta hipótesis surge ya que el porcentaje de aquellas personas que están en contra de una renta básica universal se mantiene casi inmóvil: 24% de la ciudadanía europea encuestada, 20,1% de la ciudadanía catalana encuestada y el 24,6% de las personas pertenecientes al ámbito de la Universidad del País Vasco – Euskal Herriko Unibertsitatea.

 

 imag0Fuente: Encuesta realizada por la UPV-EHU

 

Por lo tanto, lo que sí podemos afirmar con estos datos es que entre personas de distintos ámbitos y distintos territorios europeos existe realmente una gran mayoría social que apostaría firmemente por una renta básica incondicional.

Por todos es sabido lo fácil que es ridiculizar la renta básica incondicional y el poco esfuerzo que desde los medios sensacionalistas (aunque, por desgracia, no solo desde éstos) necesitan para que la ciudadanía la rechace ipso facto nada más escuchar que “la renta básica incondicional consiste en dar 650€ mensuales a cada ciudadano por lo que crearía vagos y la gente dejaría de trabajar”. Por este motivo creo que es especialmente significativo el otro dato de estas encuestas sobre el que vamos a dar algunas pequeñas explicaciones a continuación.

El dato más significativo extraído de las tres encuestas anteriormente citadas es, sin duda, el relativo al porcentaje de encuestados con empleo que en el momento de los sondeos dejarían de trabajar en caso de que recibieran una renta básica incondicional. Y es que en ninguna de las tres el dato es superior al 4%. En la primera de ellas, la realizada por GESOP en Cataluña, se puede apreciar como solo el 2,9% de los encuestados con empleo dejarían de trabajar mientras, en la segunda de ellas, la realizada por Dalia Research, se observa cómo el 4% de los 10.000 europeos encuestados con empleo dejarían su trabajo a cambio de una renta básica incondicional. Ambos resultados son muy semejantes al obtenido recientemente en el mes de septiembre por la Universidad del País Vasco – Euskal Herriko Unibertsitatea, donde el porcentaje de los encuestados con empleo que dejaría de trabajar si recibiera una renta básica incondicional se sitúa en el 3,5%.

 

imag1Fuente: Encuesta realizada por la UPV-EHU

 

Asimismo, también me gustaría destacar cómo la renta básica incondicional es el instrumento más eficaz para dotar de una mayor libertad a gran parte de la ciudadanía, donde cada vez toma un mayor sentido la frase <trabajar para vivir> ante la cada día más obtusa <vivir para trabajar>. En las tres encuestas realizadas se puede observar claramente esta tendencia si analizamos el porcentaje de las personas que reducirían las horas de trabajo para emplearlo en otros asuntos como pueden ser el cuidado de las personas mayores, de los menores o el mismo ocio personal de cada uno. Así, en la encuesta publicada en Cataluña vemos como un 8% de los encuestados trabajarían menos horas si recibieran una renta básica incondicional. En la publicada por Dalia Research, percibimos como de los 10.000 ciudadanos europeos encuestados el porcentaje se sitúa en el 7% y en la realizada por la Universidad del País Vasco – Euskal Herriko Unibertsitatea, tal y como se puede apreciar en la gráfica superior, la tasa se sitúa en el 19,4%.

Concluyendo, estos datos ofrecidos en esta previa dejan claras tres premisas que se repiten en las tres encuestas más grandes realizadas hasta el momento en Europa sobre la renta básica incondicional:

1.- Una clara mayoría social de los encuestados está a favor de una renta básica incondicional.

2.- En las tres encuestas se puede observar el pequeño número de encuestados que dejarían de trabajar si recibieran una renta básica incondicional, en ningún momento superior al 4%.

3.- La gran libertad individual de la que la renta básica incondicional dota a la ciudadanía para invertir el tiempo en lo que cada uno realmente crea oportuno. Un porcentaje importante reduciría sus horas de trabajo para dedicarse a otras cuestiones personales.

Y para finalizar, repetir una vez más que este artículo no pretende sino ser un simple adelanto de cara a los datos que serán presentados de manera oficial y exhaustiva en el XVI Simposio de Renta Básica que tendrá lugar los próximos 18 y 19 de noviembre en Bilbao.

Autor: Julen Bollain